El desconocido.

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  • Dedicado a Vicky Herrera Mendez
                                    

Mi vida se había estancado, ya no me sentía feliz con nada, necesitaba una noche de locura, una noche para olvidar todo. 

El mes de junio se terminaba, las playas por las noches se convertían en discotecas, abarrotadas de gente entre antorchas y  fogatas.

La playa quedaba muy cerca de donde vivía así que podría beber sin preocupación alguna.

La brisa marina me daba en la cara haciendo que algunos mechones de mi pelo rubio se movieran a su compás. Sentía la arena fría en mis pies descalzos, era una sensación increíble, me sentía relajada, pero necesitaba algo muy fuerte para sentirme mejor.

Me dirigí a un pequeño chiringuito sentándome en la barra mientras le decía al camarero “Un tequila por favor”. Sentí como el alcohol me quemaba la garganta, dejando un calor en todo mi cuerpo, pero no era suficiente, esa noche quería más, necesitaba más.

Tras perder la cuenta de los tequilas que me había bebido, decidí unirme a la gente que bailaba alrededor de una de las fogatas. Si no hubiera tenido tanto nivel del alcohol en el cuerpo nunca me hubiera atrevido a bailar como lo estaba haciendo.

Sonaba una canción que no conocía, pero me gustaba. Movía mis caderas al ritmo sensual de la música, cerrando los ojos y olvidándome de todo.

Estaba tan absorta en la música que no me di cuenta hasta que paró la canción de que alguien me tenia agarrada desde atrás, con sus manos puestas en mis caderas, moviendo su cuerpo al ritmo del mio sin apenas un centímetro de separación.

Mire hacia atrás pensando en decirle un par de palabritas a quien me tuviera agarrada de esa manera, pero me quede boquiabierta al ver a aquel hombre.

Jamás en toda mi vida había visto algo igual, decir que era guapo no le haría justicia. Tenía el pelo castaño, unos ojos azules que hipnotizaban, de piel morena, un cuerpo perfectamente definido, alto… muy alto. Se me hizo la boca agua solo con mirarle.

Mi boca permanecía abierta, y pestañee varias veces seguidas pensando que ese hombre solo era un espejismo o una alucinación por la bebida. Pero sus manos todavía aferradas a mi cintura me demostraron que era real.

En su cara se fue dibujando una sonrisa lasciva haciendo que un calor inundara todo mi cuerpo. Soltó una de sus manos de mis caderas, y con el dedo índice acarició lentamente mi labio inferior.

Miles de imágenes cruzaron mi cabeza, en la arena él encima de mi… en el agua con sus manos en mi culo… en el coche a horcajadas encima de él… volví a pestañear rápidamente para apartar esas imágenes de mi cabeza. Ya sentía mi entrepierna más que húmeda, y gritando en silencio que lo quería dentro de mi.

Sin poder evitarlo baje la vista para intentar pensar con claridad, y al hacerlo me encontré con su enorme erección aprisionada por sus pantalones.

Volvió a cogerme de las caderas y me apretó contra el, haciéndome sentir su miembro duro en mi estomago. Cada segundo que pasaba yo estaba más y más caliente, deseaba, no, necesitaba tenerle dentro.

Si mediar palabra, llevó sus labios a los míos devorándome con el beso… Su lengua jugaba dentro de mi boca. Sus labios eran suaves pero firmes, sabían lo que querían.

Dejándome a medias quitó sus labios de los míos, aparto sus manos de mi cadera y la llevo hasta mi mano derecha agarrándola con fuerza, echó a andar en dirección a un pequeño hotel que se encontraba justamente a la salida de la playa, arrastrándome detrás de él.

Me sentía extasiada, eufórica… nunca había hecho tal cosa, incluso me daba hasta un poco de miedo, pero lo necesitaba, lo estaba pidiendo a gritos.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora