Prólogo

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Sweet dreams are made of this

Who am I to disagree

I travel the world and the seven seas

Everybody's looking for something

Some of them want to use you

Some of them want to get used by you

Some of them want to abuse you

Some of them want to be abused

- Eurythmics (Sweet Dreams)

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"Dulce Sueños" {Alice}

Janina Ibeth Flores (Vejibra Momiji)

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Prólogo: 

Odiaba el color de la habitación, era de un blanco brillante que aturdía sus ojos y no había nada en ella, excepto por una silla mecedora frente a la ventana y una mesa blanca en la esquina a la izquierda de la puerta, además de su cama.

La silla mecedora se movía, rechinando por culpa del viento. El exterior estaba oscuro a excepción de una rama que repiqueteaba contra el cristal. No había estrellas, ni una sola, tan solo un color oscuro tan profundo como un abismo, pese a que podía escuchar el rugido del viento… para su sorpresa, un par de rayos rasgaron el firmamento creando figuras espeluznantes en la pared y por segundos, Alice imaginó que se trataba de un par garras que buscaban atraparla.

Un poco aturdida, escondió su cabeza bajo las mantas, colocando su torso entre sus piernas en posición fetal. Respiraba agitada, no solo por la tormenta, sino también porque estaba molesta; cientos de veces le había mencionado a su madre que no le gustaba que entraran a su habitación y tomaran decisiones sin consultarle, mucho menos que eligieran sus muebles para “remodelar”. Odiaba que tocaran sus cosas, sobre todo sus libros.

Otro rayo iluminó la habitación seguido de un estruendo que congelo su sangre. Alice ahogó un grito al tapar su boca con ambas manos. Suspirando, dio varias vueltas en la cama pues tenía algo de náuseas. El olor a pintura fresca siempre le causaba incomodidad. ¿Por qué no había dormido en la sala con el resto de la familia?, se preguntó una y otra vez. Era extraño, siempre estaban juntos en cualquier momento, a su madre le gustaba que fueran unidos; apoyándose el uno al otro. Le empezó a doler la cabeza porque no encontraba una razón clara, así que optó que por el momento lo mejor era descansar.

Cerró los ojos alejando todas las visiones de aves y seres macabros que se encontraban en su habitación, aunque el reloj cucú sobre su cómoda, con su constante “tic, tac, tic, tac”, no la dejo dormir. Dio vueltas en la cama, tratando de encontrar la posición adecuada que le permitiera descansar, pero no le fue posible. Le ahogaba el olor de la habitación y le fastidiaba el repiqueteo en la ventana así como el tic del reloj. Durante varios minutos trato de conciliar el sueño antes de rendirse y tras un largo gemido, se dedicó a contar ovejas. Hasta que un estruendo, seguido de un grito desgarrador, enmudeció el ambiente.

El silencio la aturdió. Ni siquiera podía escuchar su respiración o su voz. Era como encontrarse viviendo una de aquellas películas mudas donde no existían ni color ni sonido. Agitada comenzó a entrar en estado de conmoción cuando su mente paralizó sus extremidades. Intento moverse y gritó llamando a su madre, imaginaba que alguien vendría en su ayuda, pero nadie se presentó y el silencio aturdió sus sentidos.

Dulces Sueños AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora