Microrelato.
Por favor si conocen alguien con esta enfermedad ayudenlo. Esto no es más que una historia. Pero esto pasa y mucho, porque estamos en un mundo lleno de prejuicios.
Mi cuerpo cada vez más pequeño e indefenso, cada vez con menos fuerza, con menos frecuencia cardíaca, con menos ganas de vivir. Sólo somos mi alma y yo encerradas en el dolor que cada vez se hace más y más profundo. Solamente tengo oídos para mis demonios, que me quieren hundir en lo más profundo del mar, que me quieren ver morir. Tratando de luchar con mis demonios, una tarea que de a poco se va haciendo más complicada. Mi vida es como escalar una montaña.
Estoy en la superficie antes de empezar a escalar. Mientras subo hay algunas personas tratando de ayudar a bajarme porque dicen que es muy peligroso llegar a la cima, pero mis demonios y yo queremos llegar. Queremos llegar porque es lo correcto, lo que está bien, porque queremos estar tranquilos, y por fin descansar. Sigo escalando y cada vez hay más gente queriendo que nos bajemos de la montaña, pero ellos siempre están presentes diciéndome que hay que seguir adelante, seguir subiendo. A medida que voy avanzando me voy cayendo, caigo inconciente sobre la tierra de la montaña, pero una vez más, están ellos levantándome para seguir.
Llegar a la cima no fue fácil pero al fin llegué, llegué y caigo en el abismo, dentro de la oscuridad. Lo que tanto deseé se cumple y me siento libre. Me lanzo de lo más alto de la montaña. Pero nunca llego a caer, nunca llego a sentir que no estoy más, que ya no vivo, que sólo doy un alma.
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Y a veces me pregunto: ¿Qué hubiese pasado si ahora sólo fuera un alma libre de todo problema, un ángel más en él cielo, un demonio más en el infierno o un vivo entre los muertos?
