Capítulo 12.

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Con una gran carcajada, Mikel me ayuda a levantarme del suelo tras la caída con el skate. Paula no para de reír y Kevin la mira con una pequeña sonrisa. Definitivamente, luego hablaré con él sobre un tema que no para de rondarme por la cabeza. 

Hemos quedado todo el grupo, y bueno, Mikel es el invitado.

Tras contarles a mis amigos lo que hicimos hace dos semanas (guardándome lo que ocurrió bajo el agua) decidieron que era hora de conocerle, ya que pronto se convertirían en sus cuñados. Paula era la única que más o menos le conocía, y le parecía bien a pesar de que le robó el móvil y le gastó una broma. Y no, no son ‘’cuñados’’ de Mikel.

 -          Mira que caerte del skate – dice nada más levantarme.

-          Arg, calla. Tu llevas años con estas cosas.

-          Eh, eh, eh, te relajas, que hace muchísimo tiempo que no llevaba uno.

-          ¿Y? ¡Sabes llevarlo!

Pone los ojos en blanco y posa una mano en mi vientre para que mantenga el equilibrio.

 -          Un pie fuera del skate… bien… ahora impúlsate poco a poco. Estaré sujetándote.

-          Ya, eso dijiste la última vez.

Me da una fuerte cachetada en el culo, provocando que a causa del susto y el dolor me impulse, solo que con un poco más de fuerza.

 -          Muy bien, buena perrita – dice sonriendo.

-          ¡Shhhh!

Noto como la presión de su mano en mi vientre disminuye por momentos. Bufo y le lanzo una mirada asesina.

 -          No. Me. Sueltes.

-          Debes aprender de alguna manera, mujer.

-          ¡Mierdaaaaaaaaa!

El grito se prolonga nada más verme sin ninguna protección y a Mikel cada vez más lejos de mí. Intento mantenerme en pie, cruzando curvas y pasos rectos donde es más fácil conducir.

 -          ¡Vamos Saray! – grita Núria desde lejos.

-          ¡Si caes recibirás un buen premio! – Ríe Kevin, y sus palabras van con un notable doble sentido.

Le hago el corte de manga e intento dar media vuelta, pero caigo revoleada en el césped del parque. Doy un pequeño golpe de frustración con el puño y me levanto mientras Paula y Mikel corren hacia mí. Ambos ríen por la caída, y eso hace que me ponga de peor humor.

 -          No hace gracia.

-          ¡Ha sido brutal! – ríe Mikel haciendo ademán de abrazarme. Le bloqueo enfadada.

-          ¡Saray! ¡Pero abrázale, que así no caerás! – bromea Paula secándose las lágrimas de tanto reír.

Casi me abalanzo sobre ella, pero Mikel consigue atraparme entre sus brazos, dejándome sin escapatoria.

No te alejes de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora