Capítulo 14.

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-          ¿Con quién sales? – pregunta mi madre con voz amenazadora.

-          ¿Acaso te importa?

-          Saray, ya está bien.

-          Con mis amigos de siempre. Hasta luego.

-          ¡No olvides volver antes de las nueve!

Suspiro y cierro la puerta tras de mí. Las ganas de ir a la cena de esta noche disminuyen por momentos, y es normal. Siempre van amigos ricachones de mi padre, que se creen más importantes que las demás personas solo por tener dinero.

Afortunadamente mi madre se ha creído lo de haber quedado con mis amigos.

Nuestro lugar por suerte, no está muy lejos de casa por lo que llego en cuestión de minutos. Además, he andando con prisas, por lo que eso me da ventaja. Llego la primera, y es normal, ya que aún no son ni las cuatro de la tarde. Miro el móvil con la duda de mandarle un mensaje a Mikel.

Si se lo envío pareceré desesperada, pero si no se lo envío tendré que esperar como una tonta. Por suerte, no hace falta que se lo envíe.

-          ¡No jodas! ¡Qué has llegado temprano!

Mikel está detrás de mí. Sonríe mientras se pone bien el pelo.

 -          ¡Pero si siempre llego temprano!

-          No, guapa. Eres una tardona de nacimiento.

Le doy un pequeño golpe en el pecho y río. Niega con la cabeza y me despeina con fuerza.

 -          ¡PARAAAAAAAAAAAA!

-          ¿Qué siga? Vaaale.

-          ¡CAPULLO!

Hace caso omiso y sigue revolviéndome el pelo. Agito los brazos como una loca, pero él simplemente sonríe. Finalmente para. Le asesino con la mirada.

 -          Estás mal de la cabeza, eh.

-          Eres tú, que me vuelves loco.

Hago una mueca de superioridad. Mikel me coge de la mano y me lleva a otro lugar en el poder hablar tranquilamente. Llegamos a un banco que no está muy lejos de allí.

 -          ¿De qué querías hablar? – pregunto sentándome.

-          Pues, veamos como empiezo.

Se sienta a mi lado. Por primera vez le veo serio, pero serio de verdad. Me mira a los ojos y acaricia mis manos. Le doy un apretón y sonrío.

 -          ¿Estás bien?

-          Si, claro, solo es que…

-          ¿Qué? Aunque nos conozcamos de hace dos meses sabes que puedes confiar en mi.

-          Sary, nunca he hecho esto.

-          ¿Lo qué? Me estoy perdiendo, Mikel…

-          Me gustas.

Abro la boca para responderle, pero me quedo en blanco. ¿Acaba de decir ‘’te quiero’’? esto no puede ser verdad. No, no puede hacerme esto.

 -          No tendría que haberlo dicho… - refunfuña.

-          Es que… no sé que decir.

-          Muy fácil, ¿qué sientes por mí?

Suspiro e intento pensar, cosa que ahora mismo no se me da para nada bien. Es cierto que al poco de conocer a Mikel empecé a sentir algo. Incluso nos hemos estado a punto de besar. Pero ahora todo está sucediendo tan rápido que no sé ni quien soy.

 -          No lo sé.

-          ¡¿Cómo no lo vas a saber?!

-          Que no lo sé, hostia.

Suspira y se levanta del banco con derrota. Me siento mal por él, ni siquiera me mira a los ojos. Está avergonzado por primera vez.

 -          Hagamos una cosa – me mira de nuevo – quedemos esta noche a las once y media en nuestro lugar.

-          No puedo, tengo una cena ¿recuerdas?

-          Pues mira, si de verdad te importo, dejarías esa estúpida cena.

-          Mikel…

Se va. No quiere hablar más del tema y parece bastante dolido. ¿Por qué seré a veces tan tonta? Aunque ahora lo que más me preocupa es como le sentará que no vaya a verle esta noche. 

No te alejes de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora