Capítulo 18.

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MIKEL P.O.V

Sigo a Kevin de cerca, siguiendo con facilidad sus lentos pasos. Incluso me impaciento por su tranquilidad. Una de las cosas que me define es que soy muy impaciente y necesito hacer todo con rapidez.

Llegamos a un claro, separado de todos los demás. Se para y se queda de espaldas a mí, sin girarse. Cruzo los brazos y resoplo para captar un poco de atención. No hace nada, lo que provoca que pierda la paciencia.

 -          ¿Pero qué quieres? No me gusta ver las espaldas de los tíos, prefiero de chicas.

Se da la vuelta y me mira diferente a las demás veces: con odio.

Trago saliva pero no muestro preocupación, ni siquiera interés en su comportamiento. Sigo con mi postura de pasota y alzo una ceja. Nuestras miradas permanecen en contacto, ninguna tiene la intención de retirarla.

 -          No me gustas para Saray – dice con frialdad.

-         Tú no eres quien para decidir con quien se lía.

-          Ah, ¿para ti solo es un rollo?

Su voz suena incrédula, como si no se lo pudiera creer. Ríe sarcásticamente y se acerca un poco a mí, sin miedo. Para a una distancia moderada, ni muy lejos pero tampoco muy cerca. Entorno los ojos hacia él con enfado.

 -          Nunca he dicho que sea un rollo, pero tampoco he dicho nada de que sea una relación seria.

-          ¿No? Lo parecéis. Tú conociendo a los amigos de Saray, solo falta sus padres.

-          Mira tío, ella me gusta y no le haré daño. Solo quiero saber lo que puedo pasar entre nosotros con el tiempo.

-          ¿Sabes qué pasa? No eres lo suficiente para ella.

-          ¿Y quién tendría que estar con ella, entonces?

-          Yo, por ejemplo.

Para nada me esperaba esa respuesta por su parte. Sonríe al notar mi sorpresa y hace un gesto de superioridad. ¿Cómo puede estar enamorado de Saray si son mejores amigos? Vale, los mejores amigos con frecuencia se enamoran, pero imposibles que fuera el caso de Kevin.

 -          Vamos, tú estás enamorado de Paula.

-          Sois unos pesados, eh. No me gusta Paula, solo lo finjo para no levantar sospechas.

-          ¡Y luego yo soy el cabrón!

Ahora quien ríe soy yo. Despeino más mi alborotado pelo y hago que mi voz suena con amenaza, dispuesta a salir ganando yo de esta estúpida ‘’pelea’’.

-          Muy bien, a Saray le encantará saber esto.

-          Por supuesto que le encantará, antes de salir con Jordi estaba loca por mis huesos.

Vale, esto si que me ha cogido por sorpresa. Esta vez me quedo sin saber que contestar y se nota por mí abrir y cerrar de boca. Miro al suelo, apretando los puños para no darle un puñetazo por gilipollas. Le vuelvo a mirar y un odio crece en mi anterior al ver su sonrisita victoriosa.

 -          Quizás si le dices algo de esto, Saray recuerde sus sentimientos anteriores  hacia mí.

-          Te creía buen tipo, parece ser que eres un imbécil.

-          Como tú, Mikel, como tú.

-          Pena que todo esto no vaya a hacer que me separe de Saray, más bien al revés. Que te joda verme con ella.

No te alejes de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora