Sólo si puedes

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- ¡Para, para, por favor!

No podía dejar de reír ante las inexorables cosquillas que Hyle, mi mejor amigo, me hacía. Además de que me dolían las costillas, y no precisamente por la risa. Me lo callé y no lo dije, pero igualmente paró. No porque lo supiera, sino porque se lo había pedido. Nadie sabía de ese tipo de dolor, cada vez más habitual en mí.

- Eh, ¿estás bien?

- Sí, claro. No te preocupes - mi mentira parecía sonreírme, igual que yo sonreía a Hyle.

- Bien, pues vamos. El bus ya ha llegado.

Nos montamos en el autobús para ir al instituto. Fuimos atrás, yo al lado de la ventana. Mientras Hyle intentaba ligar con Allison, que le gustaba desde hace un año, yo miraba por la ventana, escuchando música para evadirme.

No me quería mover demasiado, por si acaso el dolor aumentaba o mi propia cara me delataba. Procuré llegar lo más quieta posible hasta mi silla de clase, y no me moví de allí hasta la hora del almuerzo, donde Hyle y Lucy me esperaban.

- ¿Qué tal ha ido el examen? - les pregunté. Ellos habían tenido la suerte de estar juntos en clase, mientras que yo estaba sola.

- Bastante bien, sólo era la Segunda Guerra Mundial - contestó Lucy, animada. Era una chica estudiosa, pero no muy agraciada. Bajita, delgada, pelo color ceniza lacio hasta los hombros, y unos ojos negro ocultos tras sus gafas de botella. Estaba algo fofilla, y aunque fingía que le daba igual, yo sabía que no era así.

- Seguro que sacas un 10, como siempre - se mofó Hyle -, no como yo.

- Si no entregaras el examen a los cinco minutos de que te lo entreguen seguro que empiezas a subir del tres.

Él bufó y se concentró en la comida. No estaba deliciosa, ni siquiera estaba pasable, pero si no te la comías toda puedes dar tu tarde por perdida en el instituto haciendo copias sobre lo importante que es una buena nutrición.

- Me parece humillante que a mis 19 años me sigan obligando a comerme la verdura - masculló.

- No haber repetido curso, ya estarías fuera del instituto - Lucy seguía pinchándolo, quizá por el tema de la comida, que a ella le fastidiaba un poco. Hyle solía comer bastante y aun así era el típico chico, que destaca por su altura, y que es muy delgado.

- ¡Haya paz! - les miré a los dos a los ojos - ¿Vale?

Asintieron.

Hablamos de temas más triviales hasta que la campana sonó y tuve que encaminarme hacia las dos últimas solitarias horas. Me dolía muchísimo el costillar, y tuve la tentación de parar a descansar mientras subía las escaleras, pero por suerte pude aguantar hasta poder sentarme en mi silla.

Las clases pasaron “volando", más o menos.

El profesor puso un examen sorpresa e hice como Hyle. Qué importaba un suspenso, ya lo arreglaría después. O no.

Cuando acabó el examen y pude levantarme, una punzada de dolor me atravesó el costado, y ahogué un grito mientras me apoyaba en la mesa. No vi que nadie se diera cuenta y en ese momento agradecí mi marginación social.

Hasta que me topé con la mirada de Dylan, el líder de los idiotas del curso. Pero me sorprendió al no decir nada y preguntarme con la mirada que qué me pasaba, y si estaba bien. Todo eso en un simple subir y bajar de las cejas, con el entrecejo levemente fruncido. Negué rápidamente, y sonreí para que viera que estaba bien. Otra mentira más, sólo que esta no me importaba.

En el autobús fui sola puesto que Hyle se tuvo que quedar castigado, debido a su largo historial de suspensos. El curso llevaba dos meses, y no tenía ningún examen aprobado o cualquier tipo de nota positiva. Y Lucy iba andando, directamente.

Cuando llegué a casa oí los típicos gritos que caracterizaban a mi familia. Suspiré e intenté llegar a mi cuarto haciendo el menor ruido posible.

Como siempre, no funcionó. Pude escuchar los pasos de mi padre acercándose desde atrás, y a mi madre llorando, incluso llegaba a entrever su figura sentada en el suelo por el rabillo del ojo, y por último vi la mano de mi padre, alzándose contra mí.

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⏰ Ultimo aggiornamento: May 24, 2014 ⏰

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