Te extraño y es extraño. No por el hecho de extrañarte sino porque extraño esa extraña manera en la que vos me extrañabas. En otras palabras extraño como me extrañabas y también extraño cuando no te extrañaba. Que hermosos tiempos en los que el tiempo no llevaba su nombre propiamente dicho. Quizá el tiempo pasaba lento o quizá pasaba rápido o quizás perdía tiempo para estar a tiempo para volver a encontrarte. Quizá extraño el tiempo que pasábamos juntos. Quizá el tiempo es extraño desde que no estas. Quizás el tiempo te extraña. Mi tiempo te extraña; te preguntarás ¿Que tiempo? Mi tiempo de estar. Que extraño que en mi tiempo de estar en paz te extrañe. Quizá con vos no pasaba el tiempo y extraño esa extraña carencia de tiempo. Porque vos parabas mi tiempo o extrañamente el tiempo se paraba solo o quizás el tiempo se paraba extrañamente para nosotros. Pero entre tanta palabras se esconde un mensaje. Extraño tu sonrisa que se unía con la mía luego de una cruzada de miradas transmutadoras de martes opacos. Extraño ese momento en el que tus brazos se hundían en mi espalda para concretar un hermoso abrazo. Extraño tu risa, ya casi no me acuerdo del sonido de tu voz. Extraño el choque de tu nariz con la mía. El choque de tus dientes con los míos. Extraño apoyar mi cabeza en tu pecho. Extraño el momento en el que me agarraste la mano y me di cuenta de que me había enamorado de vos. Extraño la sonrisa, la risa, las ganas que te llevaste desde que te fuiste. Extraño bailar con vos. Es extraña la extraña manera que tengo de extrañarte. Creo (quizás) que nunca te extrañe tanto como ahora. Quiero que me extrañes como yo te extraño. Pero estas siempre tan lejos!
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