Noche maldita, noche sagrada

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Estaba oscureciendo, pronto sería de noche y la luna y las estrellas cubrirían todo el cielo de Londres. Era una ocasión particular, pues se acercaban las fiestas de noche de brujas de aquel año, para las cuales ya solo faltaban exactamente siete días y la gente, en especial los niños, ya hacían sus preparativos para aquella noche especial.

El departamento de los shinigamis que operaban en Inglaterra había recibido instrucciones precisas, las mismas de cada año, advirtiéndoles que no se quedaran en el mundo de los humanos más allá de la puesta del sol, pues un acontecimiento extraño tenía lugar durante los días previos a la noche de brujas. Aquellos con más experiencia ya tenían pleno conocimiento de los raros sucesos que afectaban a los dioses de la muerte cuando caía la noche, los cuales incluían, entre otras cosas, un extraño fenómeno que provocaba que sus sombras se separaran de sus cuerpos, cosa que normalmente no es seria si lograban atraparlas de nuevo, pero si éstas permanecían lejos de sus dueños por mucho tiempo, éstas cobraban vida y conciencia propias, convirtiéndose en una copia perfecta del shinigami al cual pertenecían, pero con una personalidad que podía variar mucho de la de sus dueños, yendo desde pequeñas diferencias a ser completamente opuestas a las de éstos.

Grell Sutcliff y Ronald Knox, ambos shinigamis que ya emprendían el camino de regreso a casa luego de un día completo de recolección de almas, sabían que debían estar en su mundo pronto, antes que la noche cayera por completo, pero un cinematic record especialmente difícil los estaba demorando, ya que la última persona de la lista del pelirrojo al parecer no tenía deseos de morir, y por ello luchaba para evitar ser llevado. Grell peleaba contra la cinta que mostraba aquellos recuerdos, haciendo lo posible por impedir que ésta se enredara en su cuerpo o se intentara introducir en su cabeza, como ya le había pasado a cierto superior suyo muchos años atrás. Ronald en cambio se quedó mirando al sol, el cual estaba casi desapareciendo en el horizonte, mientras su compañero debía enfrentarse a aquel problema solo.

Ronald: -lo mira- ¡Senpai, date prisa, el sol se va a poner pronto!

Grell (peleando con su motosierra): -lo mira de vuelta- ¡Pues no te quedes ahí parado y ayúdame!

El más joven tuvo que ir con su podadora para desatar la cinta que se estaba enredando alrededor de la afilada hoja de la guadaña del pelirrojo, absorbiéndola luego de algunos minutos más de intensa lucha. El cuerpo al cual pertenecían aquellos recuerdos finalmente dejó de moverse, y con ello, tanto Ronald como Grell lograron respirar aliviados de nuevo, bajando sus armas por fin. El pelirrojo sacó su libreta y colocó el último sello del día.

Grell: -sonríe- Ah, finalmente –la cierra-. Creí que nunca acabaríamos con este sujeto, odio cuando oponen tanta resistencia

Ronald: Debemos irnos ya senpai, ya casi es de noche y no quiero perder mi sombra

Grell: Si, si... -suspira- Realmente quisiera no tener que pensar en esa tonta maldición e ir a divertirme esta noche, quizá ver si Sebas-chan estará solo hoy en la mansión... Ah, poder estar yo solo con él, bajo la luz de la luna, en una velada romántica –se abraza- Solo pensar en ello hace que me estremezca

El shinigami rubio realmente ya estaba acostumbrado a los delirios románticos de su superior, así que no le dio mayor importancia, solo le importaba convencerlo de irse de allí lo antes posible. Abrieron un portal que los llevaría de regreso a casa, por el cual Ronald entró, pero notando que Grell no lo seguía, en vez de eso, se había quedado de pie, mirándose en un pequeño espejo que llevaba consigo.

Ronald: ¿Senpai? ¿Vienes o no?

Grell: -lo guarda- Adelántate, quiero ver si esta noche consigo tener suerte... pero no te preocupes, vigilaré mi sombra, nunca podría permitir que una maldición arruine una posible noche perfecta –se va-

Noche de brujas y sombrasWhere stories live. Discover now