Capítulo único

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Hacía más de 3 horas que Olivia Benson, Detective de la Unidad de Víctimas Especiales, había llegado a esa cabaña en el centro de Staten Island. A pesar del dolor de espalda que la acompañaba desde que llegó, se ocupó de revisar el lugar de punta a punta, abrió cada caja que encontró, cada cajón de cada mueble, cada rincón por más alejado y escondido que pareciera estar. Sin éxito alguno.

El calor del exterior había ingresado durante todo el día a la cabaña y para ese momento, las cinco de la tarde, el lugar estaba sofocante.

—Espero encontrarlo pronto —susurró para sí misma.

Acomodando por sobre sus rodillas el largo vestido blanco que llevaba puesto, se sentó en la única silla que había en el lugar, deslizó las manos por su vientre de casi 9 meses de embarazo y limpió una gota de sudor que bajaba por su sien derecha. Miró a su alrededor, parecía que un huracán había pasado por allí provocando semejante desorden.

"Necesito encontrarlo, si realmente existe y está aquí necesito leerlo", pensó exhausta.

Tomó una respiración profunda y se puso de pie, un gemido de dolor escapó de sus labios al sentir un fuerte tirón en su espalda baja. Llevó su cabeza hacia atrás mientras masajeaba el lugar y respiraba lentamente. Se detuvo en seco cuando vio una rendija en el techo y una madera que parecía floja desde hacía tiempo. Tenía que ser allí.

Tomó la escoba que estaba junto a la chimenea, con ella empujó y golpeó la madera hasta que esta cayó al suelo. No se arriesgaría a subir a una silla por lo que prefirió seguir empujando lo que sea que allí arriba hubiese, hasta que cayera. Así lo hizo por unos quince minutos hasta que lo logró, un cuaderno gris cayó a sus pies. Con un poco de dificultad consiguió tomarlo del suelo, sopló el polvo que tenía la cubierta y con cierto temor lo abrió.

Encontró mapas, rutas, nombres de personas y sus direcciones, horarios, teléfonos y demás. Siguió pasando las hojas y halló una foto suya junto a un hombre, 13 años atrás, en un bar celebrando su primer caso ganado.

—Elliot...

Pasó su dedo con delicadeza sobre el rostro de ambos y deslizó a la hoja siguiente.

"10 de enero.

Sé que no eras tú la que estaba sobre esa fría mesa. Pueden tratar de convencerme de que te encontraron sin vida, o de que huíste por causa de esa maldita banda, pero no lo lograrán. Te conozco mejor que a mí mismo. Sé que no nos dejarías así, sé que no podrías dejarnos. Compartimos una vida juntos, tenemos una hija juntos... Ay Liv si tan solo vieras lo mucho que creció en estos meses... el otro día me dijo los números del 1 al 10 sin equivocarse y ya casi sabe todas las vocales. Es tan parecida a ti. El pecho me aprieta cada vez que ella arquea su ceja derecha cuando algo no le gusta, justo como si te estuviera viendo a ti, justo como si te tuviera frente a mí. Te extrañamos demasiado. No dejaré de pelear hasta hallarte. Nadie sabe mejor que yo que aún estás con vida. Digan lo que digan sé que te encontraré amor. Te amamos, Elliot y April"

Olivia limpió sus lágrimas y se sostuvo de la mesa cuando otro dolor apareció en su espalda baja, llegando hasta su vientre. Salió fuera de la cabaña por un poco de aire fresco y siguió leyendo.

"12 de enero.

Esta mañana preparaba el desayuno para April y para mí cuando nuestra canción sonó en la radio. No te puedo explicar las sensaciones que recorrieron mi cuerpo. Recordé la vez que te invité a salir y saliste corriendo, tuve que alcanzarte hasta el ascensor solo para que me dijeras que no estabas preparada. No querías perder una buena amistad. Me reí y por poco me golpeaste. La segunda vez que te lo pedí en el auto frente a tu departamento, también sonaba esa canción y también corriste, corriste bajo la tormenta. Te seguí hasta la mitad de la calle, recuerdo que me tomaste por el cuello y me besaste sin decir más. Te amo Livy."

El cuaderno y Violet StablerWhere stories live. Discover now