Hay diversas maneras, hay diferentes amores, pero existir existe como una entidad necesaria y poderosa en nuestra vida de seres humanos. Entonces, sucede que un día conocemos a alguien y nos gusta. Luego de charlar un tiempo: nos interesa. Y así, pasando los días, comenzamos a sentir una sensación asimilada a "mariposas en la panza", y cada encuentro que concretamos nos llena de miedos, ansiedad, felicidad, euforia. Y de repente un beso lleva a otro, y las caricias, las palabras lindas, los pensamientos interminables surgen como por naturaleza y nos encontramos proyectando un mundo junto a esa persona; el mismo que cuando cae nos destroza la vida. Están los amores compañeros, los buenos, sanos. Y existen los tóxicos que son los que a la larga se terminan. Hay amores largos, los hay cortos. Están los profundos y los superficiales. Están los envolventes, absorbentes, manipuladores, posesivos, y están los de su antónimo: los libres, compañeros, bellos, coloridos, eternos.