¿Acaso no son todos pecadores? ¿Hay alguien en el mundo sin su alma tintada de inmundicia? "Hay mucha gente buena" dicen los mendigos cuando reciben limosna. ¡Qué hipocresía la del ser humano! Dicen ser buenos, cuando le mienten a su hermano. Dicen ser misericordiosos, cuando se sienten en el derecho de decidir sobre la vida de otra persona. Se llaman a sí mismos benevolentes, honestos, cuando están siendo hipócritas. Aman con el cuerpo... Son incapaces de sentir con el corazón. ¡Cerriles! ¡Bestias! Están cegados por el pecado que los domina, viven por los deseos de la carne y no por lo que ansía su espíritu. ¡Zafios! ¿Qué no se dan cuenta que su vida es muy valiosa? ¿Son incapaces de ver? Y aún así... A pesar de todo el mal que los corroe como el ácido, ¡Hay esperanza! ¡Regocíjense! ¡Disfruten de la gracia que se les ha dado!