Imagina que, un día cualquiera, un pequeño accidente te lleva a una isla (una que, jurarías a muerte, nunca había estado ahí). Imagina que no tienes idea de cómo regresar y que la primer persona que te encuentras tiene orejas de elfo, cara de elfo, ropas de elfo, y trata de decirte en una lengua élfica (que probablemente nunca llegues a entender) que es un elfo. ¿Hacia dónde huyes?