No hay forma alguna de que pueda describir cómo Ellas llegaron a convertirse en las Reinas y nosotros en el mero tablero de su jugada. Todo lo que sé es que no soy quien solía ser, ni volveré a serlo jamás. El poder es tu propio veneno, y el veneno reside en las Serpientes, pero las Serpientes son las Reinas, y las Reinas no toleran el poder que no tienen Ellas. El poder trae ambición, y si la ambición te ciega, la ambición te cambia. El miedo da poder, el miedo se propaga entre mentiras y las mentiras son Pieles de Serpiente. Ya no hay vuelta atrás, el grito de guerra ha sido lanzado. Hay que jugar, juega y miente hasta que tú, seas una Piel de Serpiente, y así quizás, sólo quizás, puedas ganar.
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