Querido narcisista: Te tuve sólo un ratito y eso fue suficiente para vivir perdida entre tus recuerdos por el resto de mis días, o al menos eso es lo que yo creía. La verdad era qué tú nunca me ibas a amar porque mientras yo te amaba a tí, tú te amabas a tí mismo! -🥀- Mi nombre es Katherine Hamilton y me enamoré de un narcisista cuándo aún ni siquiera sabía de lo que trataba el amor. A mis dieciséis años me metí en la peor trampa de todas, el amor, me enredé en la más profunda red y ya luego no supe cómo salir. Supongo que me tocó aprenderlo de la peor manera posible, perdiendo todo lo que tenía, aquello que más quería, perdiéndolo a él. A los diecisiete entonces vino el peor de los dolores, eso que llaman corazón roto, y el mío se destrozó de todas las formas existentes en esta vida, pero lo bueno es que ese órgano solo se puede romper una vez. Inmersa en esa tortura me dediqué con uñas y dientes a tratar de desprenderme de ese sufrimiento a como diera lugar. Probé con todo y resultó ser que solo una cosa me hizo sentir mejor, la única medicina que me salvó durante tantos años, escribir. Escribirle fue la terapia que encontré para desprenderlo de mí, lo que no sabía es que esas cartas podrían ser tan adictivas como él. Así que supongo que solo cambié una adicción por otra. Durante siete años fui una yonqui de su amor y sus migajas eran mi droga favorita. Hasta que me dí cuenta de que siempre hubo algo peor que perderlo a él y era perderme a mí. El siete de abril lo conocí y en solo siete segundos supe que quedaría completamente adherida a sus huesos, mi número favorito convertido en una rara sentencia del destino. Pero sinceramente nunca esperé que sería el mismo siete quien me condenaría. Siete años, cientos de cartas y un solo destino: él. Pero por un propósito mayor: yo. "Tuve que aprender a perderte para poder entender cómo encontrarme" »Las cartas que él nunca vio« »Cartas a u
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