No es ningún misterio que hay alguien enamorado de ti, y que te lo demuestra cada mañana por medio de cartas y rosas rojas sobre tu mesa firmados por alguien anónimo. Todos los días lo primero que ves es un «¡Buenos días, senpai!» u «¡Hola, senpai!» escrito en una hoja con delicada caligrafía, diciéndote cosas bonitas y que te llegan al corazón. ¿Y quien sabe si ese "alguien" algún día te dirá todo lo que siente por ti directamente a la cara? Quizá ese chico de cabellos y ojos rojos por el que tienes tanto cariño sepa más de lo que dice saber. NOTA: Esta historia está narrada por el punto de vista del/la protagonista, el cual decidí narrarlo como género neutro para ser un poco más inclusiva con respecto a las personas que les gusta este personaje y quieren disfrutar de algo bonito.