Un transporte público puede llegar a ser de lo más normal, pero para ellos, deja de serlo cuando su mirada tropieza con él o con ella. Ambos dicen no conocerse, pero también, ambos mienten. Las miradas conocen más que las palabras. A veces la vida puede llegar a ser demasiado injusta, y el que mayormente sabía de aquello, era Hafer Gerden. A su corta edad había descubierto algo que desde aquel momento, le había cambiado la vida para siempre. Ya casi no podría hacer lo que tanto le gustaba, dejaría de ser un chico normal, cualquier movimiento podía causarle dolor y anticipar aún más aquello que tanto temía.
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