Una expresión idiomática shakesperiana que significa un tiempo juvenil, acompañado de la inexperiencia, el entusiasmo, el idealismo, la inocencia o la indiscreción que uno asocia con una persona joven. Esta es una historia sobre un chico que baila ballet pobre pero gentil y honesto y un chico que practica boxeo apasionado y decidido. Los dos se conocieron en el Centro de Niños, y desde entonces, han crecido apoyándose mutuamente, incluso frente a dificultades y desafíos, mientras persiguen resueltamente sus sueños. La belleza de los días de juventud radica en ellos.
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