En mi cabeza, seguía estando acompañado. En mi imaginación, cegada de recuerdos lejanos, yo seguía teniendo más personas en mi círculo social. Leía libros, como antes lo solía hacer, para disfrutar de historias fantásticas y luego compartir esta experiencia con mis amigos lectores. Veía películas y series interesantes con las cuales luego podría pasar horas hablando con aquellos camaradas que gustaban de ver este contenido también. Ahora ya no era capaz de seguir haciendo eso. Para mí todo acabó... ya no hay nadie más con quien compartir...