Cada edificio tiene un cuento o una leyenda y el edificio Herrera no es la excepción: según dicen los inquilinos, en el balcón del apartamento 405 hay plantas marchitas que, a pesar de su fallecimiento hace un lustro, esperan el regreso de su dueño, Alberto Cifuentes. Aunque es cierto que allí vivió él, solo María conoce la verdadera historia detrás de la leyenda y por qué aquel anciano gruñón apodaba a sus plantas con nombres femeninos. Esta es la historia de las plantas de Alberto.
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