La relación amorosa entre el padre Sykes, y el monje Biersack, empezó desde que este último llegó al monasterio de Sheffield, un lugar que se caracterizaba por la renuncia a los placeres terrenales y la dedicación a la vida espiritual. Sin embargo, a pesar de los votos de castidad y el compromiso con la fe, los dos hombres se sienten atraídos el uno ál otro y comienzan una relación pasional. Divididos entre sus creencias y su sexualidad, el que dirán sus familiares, sus conocidos y el clero, ambos hombres luchan por reconciliar su amor mutuo con sus creencias religiosas y valores personales.