El aroma del café recién tostado, la sonrisa de los lugareños y el ronroneo constante de mi moto en el fondo. Así comenzó mi aventura por la Ruta del Café en Colombia, un viaje que prometía ser tan intenso y aromático como la bebida misma. El punto de partida: Medellín Medellín, conocida como la "Ciudad de la Eterna Primavera", fue mi punto de inicio. Tras recorrer sus calles vibrantes y conocer el famoso Metrocable, me preparé para lo que sería una travesía inolvidable. Desde Medellín, me dirigí hacia el suroeste, con el Parque Nacional Natural Los Nevados en mi radar. El corazón cafetero: Manizales Después de algunas horas, llegué a Manizales, una ciudad que se alza orgullosa en el corazón de la región cafetera. Aquí, me sumergí en las fincas de café, aprendiendo sobre el proceso de producción, desde la semilla hasta la taza. Los paisajes de montañas onduladas, cubiertas de plantaciones de café, contrastaban con las aguas termales de la zona, ofreciendo un respiro relajante después de un día en carretera.
3 parts