En el año 2045, el mundo se encuentra en un punto de inflexión. La crisis climática ha alcanzado niveles críticos, y la sociedad busca desesperadamente soluciones sostenibles. Entre las sombras de un futuro incierto, surge una luz de esperanza: la inteligencia artificial (IA), diseñada para impulsar la sostenibilidad y enfrentar los desafíos éticos que se presentan.