Violeta Mistre ha amado a las personas equivocadas, lastimó a quien sí la amó toda su vida; y ahora en su recóndita soledad, ha escrito versos dedicados, a esos viejos amores que ya no volverán. El primero, le enseñó la pasión en los brazos de un mordaz caballero. El segundo, el amor verdadero que perdona hasta las más repugnantes traiciones. Y el tercero, un vasto amor imperecedero como el de un padre para con su hija.