Bai Qingqing, la discípula del Médico Divino, con buena voluntad, trata al Príncipe dominante por ceguera, sólo para quedar a merced de él. En nombre de practicar la medicina, la doctora le obliga a comer cocina picante en cada comida como venganza. Al verlo fruncir el ceño ante la comida, sudar ante los platos picantes, ¡ella simplemente se entusiasma! La pobre Qingqing no es material para villana, termina teniendo debilidad por él. Su tierno cuidado por el Príncipe, sin saberlo, revela su mayor secreto: su verdadera identidad. Después de que los ojos del príncipe se curan, moviliza al ejército con gran fanfarria para mantenerla cerca...