-Un paso más y te mato- la voz del Omega sale segura, sus ojos se mantienen en el alfa enfrente suyo al pendiente de cada movimiento. Para su sorpresa, el alfa avanza hasta que la punta de la pistola queda a la altura de su corazón. -Entonces hazlo, mátame, jala el maldito gatillo. Fueron dos disparos, uno directo al corazón y el otro en el estómago del alfa, el Omega ve con una especie de morbo como el alfa cae lentamente de rodillas enfrente suyo con un hilo de sangre saliendo de su boca y con una de sus manos presionadas a la altura de su estómago. ¿Por qué tuve que olvidarte?