¿Para qué quería que lo acompañara si no me había dado un triste beso desde que habíamos salido del auto?

Llevábamos dos semanas saliendo oficialmente y me encantaba que me llamara por teléfono por las noches, ir a comer a su casa, que en el instituto me hubieran dejado en paz porque tenían miedo; aunque no sabía muy bien a qué.

Me encantaba que a mamá le cayera bien y que me dijera que era adorable. Podía ser yo mismo sin preocupaciones.

Por eso hice lo que hubiera hecho en clase cuando no había profesor y Minho me ignoraba con sus tareas de delegado.

Abrí el cuaderno, me mordí el labio con una sonrisa maliciosa y arranqué una hoja. La comencé a trocear en cuadrados que luego convertí en pequeñas bolas. No iba a hacer lo que me habían hecho a mí Jackson y Jaebum porque Hyunjin era mi novio, sino lo que le habría hecho a mi amigo; lanzárselas e intentar darle en la cabeza.

Las primeras bolitas cayeron lejos de él, una pasó sobre la silla, otra se quedó en la mesa, otra simplemente se fue al lado contrario. Luego lancé una que cayó sobre los papeles y él la apartó con un suave movimiento. Me pareció verlo sonreir. Lancé otra que le dio en una mano y se la rascó por el golpe.

Cuando solo quedaba una, me incliné y sonreí porque podía notar cómo se aguantaba la risa. La agarré entre mis dedos, le di un golpe y rebotó en su cabeza.

—iSí! —levanté los brazos.

Hyunjin bajó los papeles y me miró. No pude hacer más que reír a carcajadas porque la bolita se le había quedado en el pelo.

—Jeongin... —pronunció, amenazante, dejando los papeles en la mesa para levantarse.

No era bueno que me llamara por mi nombre.

Me mordí el labio para dejar de reír al ver que rodeaba la mesa para venir hacia mí. Estiré los brazos, me levanté y salí corriendo hasta el otro lado. Me preparé para seguir rodeando la mesa, pero él se arremangó la camisa y se cruzó de brazos.

Tragué saliva. Hyunjin era tan atractivo.

Me puse rojo por el hilo de mis pensamientos y aparté la mirada. Cuando me di cuenta, estaba siendo levantado del suelo y sentado sobre la mesa. Grité del susto, hasta que él apareció sentado en su silla entre mis piernas.

Puso las dos manos en mis muslos. Respiré por la nariz. Me los acarició, despacio, pasó por mi cadera y cuando las tuvo en mi espalda baja, me empujó hasta que caí en sus piernas. Jadeé, levando las manos a sus hombros por el movimiento.

—No debes molestar a Daddy mientras trabaja.

Abrí la boca para decirle que era su culpa por no hacerme caso y la cerré, aparté la mirada y asentí.

—Perdón... —lo miré de reojo. Estaba sonriendo. Me dio un beso en la mejilla que hizo girar la cara y dedicarle un puchero —Pero es que me aburría.

Suspiró.

—¿Quieres quedarte aquí mientras trabajo?

Asentí sonriente. Puse las manos en su cuello para darle un beso pequeñito. Y él se empujó contra mi boca haciéndolo más largo y húmedo. Me apretó las nalgas sobre el pantalón y tiró de mi labio para separarse. Ruborizado, me senté en su regazo, con la espalda en su pecho. El se asomó sobre mi hombro y me coloqué de forma que no le fuese incómodo trabajar conmigo allí.

—Acércame la grapadora, kitten.

Estiré un brazo, agarré y miré los papeles que sujetaba en sus manos.

Daddy. || Hyunin♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora