Capítulo cuarenta y cinco: La verdad y un secuestro (Capítulos finales)

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-Ese es un buen plan como para estar haciéndolo sola, ¿no crees? -Dijo entrando a mi habitación

-Me gusta más así. -Respondí cortante pausando la película que me estaba viendo.

-Dani. -Dije acercándome a su cama. -¿Podemos hablar?

-Si el amor te da para que hablemos, sí. -Respondí mirándola a los ojos.

Poché se sentó en la cama, intentó acariciarme el rostro pero indiferentemente me aparté.

-Discúlpame. -Dijo. -No debí decir eso.

-Pero lo dijiste. -Contesté. -Y desde entonces me duele el corazón cada vez que recuerdo esas palabras.

-En serio te amo, Daniela. -Mencionó. -No tiene sentido que estemos así.

Y claro que tiene razón, si en verdad me amara, no tendría sentido que estuviéramos así. Deberíamos estar haciéndonos el amor hasta el cansancio, pero ni eso quiere.

-¿Pero me amas cuánto y me amas cómo? -Pregunté sentándose en la cama para quedar frente a ella.

-Te amo mucho y te amo como mi corazón me permite amarte. -Respondió -El hecho de que no me quiera ir a vivir a Los Ángeles no significa que no te ame. ¿En serio crees que si no te amara estaría aquí? -Preguntó.

Que respuesta más vaga esa.

-Viniste solo a traerme algo. -Dije queriendo, por mi bien, ignorar lo primero que había dicho.

-Ahora que lo mencionas, aquí está. -Dijo entregándome la caja.

-¿Este es el súper paquete? -Pregunté.-Vaya "Delicado" ¿Qué será?

Lo abrí con cuidado, quien sea que lo haya empacado, se notaba que tenía bastante interés en proteger lo que sea que hubiese allí dentro.

Una memoria USB.

A mi me persigue el misterio.

Salí de mi cama, tomé mi laptop, lo encendí e introduje la memoria.

"Abriendo archivos "La verdad"" decía una pequeña ventana que se había abierto cuando el computador leyó la memoria. María José y yo nos mirábamos como queriendo acelerar el tiempo para que por fin esa barra de color verde se completara y se abriera la carpeta.

-¿Prefieres estar sola? -Preguntó María José.

-Quédate.

Se completó la carga. Había tres archivos, dos vídeos y un documento PDF. Todos enumerados.

· 1.mp4

· 2.pm4

· 3.pdf

Intuitivamente, entendí que debía verlos en orden.

· 1.mp4

"Quiero que sepas que todo ha sido en contra de mi voluntad. Perdón" Solo salió una voz, que ninguna de la dos logró reconocer, se escuchaba lejos, intermitente y con mucho eco. Como si hubiese sido grabada en un lugar amplio y cerrado. Repetimos el vídeo, que en realidad era solo la grabación de una voz, una y otra vez, intentando descifrar de quién era esa voz pero no lo lográbamos.

· 2.mp4

"Yo lo obligué, perdón, debía hacerlo, era mi única opción" la grabación seguía rodando, solo que en silencio. Poché y yo nos miramos, esta voz, sí la lográbamos reconocer, era Sofía, sin embargo, se notaba agitada y obligada. De repente, la pantalla dejó de mostrarse en negro y nos la mostró a ella.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora