Capítulo 11. El capricho del rey Lensis

Comenzar desde el principio
                                    

—Nuestra máquina nos ha indicado que hay una aquí —dijo Lensis.

—Estás muy equivocado.

—¡Canis! ¡Me dijiste que había una aquí!

—¡El radar no miente, su majestad! —El perro le mostró la señal que estaba emitiendo el aparato—. ¿Ve?

—Es imposible. —Vegeta estaba muy seguro.

—¿Y cómo son? —preguntó Goku.

—Nadie sabe cómo son. Si es Saiyan, si es de otra raza... —informó el príncipe de los Saiyans.

—¿Estás diciendo que la persona que buscan sea una humana? —cuestionó Krillin—. Pero si no sabemos quién es.

—Es por eso que estamos aquí para encontrarla y que ella sepa que vine hasta aquí para casarme.

«Casarse», el pobre Goku pensó que este individuo quería pelear con él y no era así. Piccolo analizaba la situación, pero se estaba dando cuenta que era un estúpido que estaba buscando algo imaginario. Gruñó muy molesto ante ese comportamiento de absoluta esperanza. Pero ¿quién de todas las humanas que habitaban en este planeta era una Kauneus? Hyani miraba con total desconfianza a esos individuos, pero sus ojos se fijaron en uno en particular. De repente, todo su cuerpo se tensó y tembló que no evitó esconderse en la espalda de su rey.

Lensis se dio cuenta del comportamiento de su mano derecha y, a regañadientes, lo sacó cogiéndolo de su camisa. Como odiaba esos momentos en que se acobardaba. ¿Y se suponía que era una hiena?

—¿Por qué te escondías?

—Su majestad —empezó a tartamudear—, el... —Las palabras le estaban fallando que tuvo que acudir a su dedo acusador para señalar al individuo—. ¡El asesino legendario! ¡Hit, el sicario!

Todos los soldados del rey Lensis repitieron el nombre del nombrado sintiendo sus cuerpos temblar de miedo. Hit simplemente los miraba con indiferencia. Ya estaba acostumbrado a que la gente se sorprendiese sin creerse que tenían delante a un asesino. La mirada del león estaba puesta en el hombrecillo morado porque era la primera vez que lo veía en persona. Mira que sus familiares siempre le advirtieron que tuviese los ojos abiertos por si esa criatura apareciese en cualquier momento.

—¡Oye! Siempre te llevas la atención. —Goku estaba un poco molesto.

—No tengo culpa de ser tan famoso en todos los universos —dijo con calma.

—No habrás venido a matarme, ¿verdad? —La voz de Lensis se quebró un poco, que hasta había cierta duda.

—No me lo han ofertado.

—¡Uy! Que alivio. —Se quitó un peso de encima—. ¡A lo que iba! Estaremos un buen tiempo en este planeta hasta encontrar a la Kauneus.

—¿Y por qué no peleamos? Así puedo ver lo fuerte que eres —le propuso Goku, ya entusiasmado en pelear.

—Lo siento, pero mi poder solo lo puedo utilizar cuando mi gente está en peligro —aclaró.

—Anda, solo uno pequeñito.

—¡Su majestad le ha dicho que no, terrícola! —le gruñó Hyani mostrando sus dientes.

—¿Y cómo podemos estar seguros que no tenéis intención de destruir el planeta? —cuestionó Krillin no muy convencido.

—Vuestro planeta es muy similar al nuestro. Destruirlo es como destruir mi hogar —comentó Lensis—. Si tenéis información sobre la Kauneus, hacédnoslo saber. Nosotros estaremos aquí, como nuestra base de operaciones "busca Kauneus".

Obsesión alienígena (Dragon Ball x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora