La muchacha llegó a la noche a su casa, saludó a sus padres que ya estaban haciendo los preparativos mientras ella se dirigía a su habitación para desnudarse y meterse en la bañera y ponerse sus mejores ropas, ella no era de vestir elegante pero cuando había eventos importantes debía prepararse, dejó que el agua inundara sus pensamientos y sus nervios para luego salir, desagotar la bañera y volver a su habitación donde se puso una pollera roja y una remera blanca sin mangas que tenía estampadas flores azules, su madre le había comprado esa prenda, ella solo buscaba una excusa para usarla, se olvidó de la elegancia al pensar que solo sería una cena tranquila y dejó su cabello suelto.

Cuando sintió la puerta, fue corriendo a abrir pero solo se encontró con Chad, el líder de la comunidad de Grises de Charlesky, no sabía qué hacía allí parado en la entrada de la familia Eiríksdóttir.

-Hola señor, si busca a mi padre, está en el patio-Comunicó Alfhild-Está arreglando una de las luces, ya sabe, no quiere llamar a un humano para que lo arregle.

-Alfhild-Dijo Bryce llegando a la puerta-Él debe ser tu padre, hola señor Eiríksdóttir, un gusto.

-Chad Wood, líder de la comunidad de Grises de Charlesky-Expresó Chad mirando al chico.

-¿Es algo de la señora Wood que trabaja en la biblioteca municipal?

-Es mi hermana ¿Quién es este joven Gris? Me hablaron de ti pero no sé absolutamente nada.

-Bryce Caan de la tan preciada comunidad de Nueva York-Dijo Bryce poniendo los ojos en blanco.

-Sven me pidió que supervise esta cena.

-Maravilloso-Dijo Alfhild nerviosa-Pasen que la comida ya está lista.

-No sabía que un Gris de Nueva York estaba de visita en Charlesky.

-Han llegado-Dijo Sven volviendo del patio, vestido de manera formal con una camisa marrón, pantalones negros de vestir y mocasines negros.

-Papá, él es Bryce Caan de la comunidad de Nueva York-Expuso Alfhild-Solo está de visita por unos meses.

-Me imagino que tiene dónde quedarse-Dijo Chad sentándose en la mesa.

Alfhild se pasó la cena comiendo y escuchando al castaño contestar las preguntas que le hacían con toda naturalidad, el chico hablaba sobre su supuesta comunidad y sobre los análisis de los humanos, lo que pensaba de ellos y las conclusiones que había sacado, estaba bien preparado, la castaña estaba sorprendida de que él se lo haya tomado tan en serio, su madre estaba encantada con el muchacho pero en la parte de atrás del cerebro de Sven estaba el acuerdo que habían hecho con la familia Fisher, si el joven pasaba por unos meses entonces no veía a Bryce siendo el futuro amor de  su hija.

-¿Puedo retirarme? Prometí acompañar a un amigo a la biblioteca-Dijo Bryce indeciso si levantarse o quedarse en la mesa.

-Puedes quedarte-Contestó Alfhild poniendo sus labios en una fina línea para disimular su emoción-Siempre y cuando le avises a tu amigo y con la aceptación de adultos ¿Qué piensan?

-Creo que ya se está haciendo tarde.

-Bryce puede quedarse siempre y cuando duerma en el suelo-Dijo su madre sin prestar atención mientras se paraba con una mano en su cintura.

Cuando Bryce inseguro de esa decisión que no fue tomada por él y Alfhild estaban yendo a la habitación, sonó el timbre y la castaña fue a abrir por una última vez allí se encontraba su hermana junto a su esposo Aaron.

-¡Shelby!-Exclamó Alfhild desatando su cola de caballo.

-Decidí pasar a visitarlos y les traje pastel.

-Yo no comeré esta vez, ya sabes qué pasó la última vez, la próxima has una versión de tu pastel apta para menores de edad.

-Próximamente haré uno de esos pasteles aburridos-Dijo Shelby con una sonrisa.

Alfhild caminó por el pasillo para encontrarse con el castaño que ya estaba en el interior de la habitación leyendo un cuaderno, ella inmediatamente se lo quitó y lo guardó en un cajón de su escritorio, la chica sacó un colchón de bajo su cama y comenzó a preparar las colchas pero Bryce negó ya que él solía tener calor de noche, así que el colchón solo consistía de una almohada pero de todas formas se veía cómodo, Alfhild se sentó en su cama observando cómo el castaño recorría con su mirada las paredes de la habitación, había muchos objetos relacionados con los Grises.

La joven le pidió a Bryce que se diera vuelta para que ella pudiera ponerse su camisón, ella pudo hacerlo con algo de incomodidad, el castaño puso una colcha en el colchón, se quitó los pantalones quedando en bóxer con su remera y se tapó porque pensó que podría incomodar a Alfhild, la castaña apagó las luces y se quedaron mirando el techo pensando en lo que podría pasar ahora que tenían un secreto compartido, ambos se sentían más unidos a pesar de que las palabras no salían de sus labios.

Luego sintieron cómo la puerta se abría, la luz se encendió y por allí pasó Shelby con una rodaja de pastel en un plato acompañado de una cuchara.

-Shelby ¿Qué haces?-Preguntó Alfhild acariciando su cabello-Ya es hora de dormir.

-Deja de hacerte la buena, solo vine porque me pareció de mala educación que no me presentaras a tu amigo y además mamá dijo que estuviste viniendo a mi casa por semanas-Dijo Shelby dejando el plato sobre la manta.

-Él es Bryce, es de la comunidad de Nueva York, solo se quedará en Charlesky por unos meses, se queda en lo de su amigo.

-Sí y yo soy la diosa del Inframundo.

Hubo un silencio mientras que Shelby le acercó el plato con el pastel al castaño, el chico aceptó y se llevó un bocado, el castaño se relamió los labios.

-Está bien, soy humano ¿Eso querías saber?-Preguntó Bryce cansado de estar tan callado y fingir.

-Bryce es solo el hermano de mi mejor amiga-Estableció Alfhild-Mañana tengo la cena con Brett.

-¿Tienes una cena con otro chico?

-Shelby, es hora de irte-Interrumpió Sven a media porción de pastel.

Shelby se levantó del colchón despidiéndose de ellos, saludó a sus padres y a Chad, Sven apagó la luz de la habitación de Alfhild dejando a los chicos en la oscuridad, en camas distintas, Shelby los había descubierto pero para la castaña no era un problema, ella le cubriría la espalda como siempre han hecho, Alfhild no podía dormir, levantó la cabeza para ver si Bryce al menos podía relajarse, cerrar los ojos y seguir con su vida enterándose de un nuevo mundo, al parecer tenía mucho que procesar ya que allí estaba con las manos unidas y su mirada fija en el techo.

Ella (Grises #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora