—¿Por qué?

—Porque me gusta —suelta.

Jung Hoseok y yo no éramos nada, quizá amigos. Pero cuando un amigo te dice que alguien le gusta no debe ser normal sentir una punzada en el pecho.

La sensación de traición me invade por completo entonces. Ni siquiera tenía en claro porqué me enojaba.

—¿Por qué ella? —"y no yo", es lo que casi escapa de mis labios. Me reprendo por no querer aceptar lo que está pasando. —Definitivamente no deberías salir con ella.

—¿De qué hablas? Es linda.

Claro que era linda, por mucho una de las chicas más bonitas que había visto. No por nada me había gustado tanto en algún momento de mi vida. Pero no quiero que a él le guste, no quiero que que él la mire. No quiero que a Hoseok le guste alguien más que no sea yo.

—¿Por qué no sales conmigo? —le pregunto entonces.

Hoseok arquea una de sus cejas, después se ríe y entorna sus ojos.

—¿A qué viene eso?

—Creo que me gustas —digo.

—Bromeas, ¿no? —Cuando me alzó de hombros y no me rio sabe que de alguna manera hablo en serio. —No te muevas de aquí —me advierte antes de caminar hasta la chica.

Le dice un par de cosas y ella asiente, desanimada. Después regresa y me jala del brazo hasta su auto.

—¿A dónde vamos? —pregunto en cuanto entro al asiento del copiloto.

—A ningún lado —dice —. Explícate.

A pesar de que no nos movemos, mantiene sus manos sobre el volante y la mirada al frente.
Alcanzó a ver unas cuantas personas pasando por el estacionamiento, riendo, charlando, coqueteando.

—Ya te lo he dicho. Creo que me gustas —repito.

—Soy un chico. Si no mal recuerdo jurabas ser heteroxual.

—Tienes razón —digo —. No lo sé. En mi vida jamás se me pasó por la cabeza la idea de que me gustara un chico. Es decir, puedo admitir cuando un chico es lindo, es carismático o tiene un estilo peculiar pero... es extraño, contigo solamente puedo pensar en experimentar.

—¿Experimentar? —voltea a verme, sostiene el volante tan fuerte que puedo ver sus nudillos emblanquecer.

—¿Qué estás pensando?

Suelta el volante y suspira. Cruza los brazos sobre su pecho y se queda callado por unos momentos.

—Estaba seguro de que me gustaban las chicas hasta que apareciste tú.

A pesar de que suena vergonzoso, lo dice de una manera firme y ahora soy yo quien se siente enrojecer.

—¿Eso qué quiere decir?

—Yo tampoco lo sé —expresa —. Digo que los experimentos nunca han sido lo mío.

Decido no contestarle nada. Paso mi mano sobre su muslo y le dejo un ligero apretón; cuando la pienso retirar, él la retiene.

—Esto queda entre nosotros, ¿está bien? —vuelve a tomar el mando de la conversación.

Sus palabras alzan una sonrisa en mis labios que no soy capaz de esconder.

—Está bien —afirmo —. No porque estemos haciendo esto significa que nos tiene que gustar —sigo —. Si en algún momento queremos dejarlo, solo tenemos que decirlo. Nada de secretos.

—Nada de secretos —repite —. ¿Esto nos hace gays?

—No lo sé. No lo creo —miento.

Él parece suspirar de alivio y regresa la vista a mi. Se inclina repentinamente hasta mi asiento, y justo cuando creo que me besará, desbloquea el seguro de la puerta.

—Mañana podemos salir. Solamente tengo clase de microbiología.

Asiento como si hubiera entendido. Cuando está separándose lo jalo de la nuca y junto nuestras bocas, nuestras respiraciones se entremezclan así como nuestros sabores. Logro que abra la boca un poco y no desaprovecho la oportunidad de explorarlo.
Poco después nos separamos, cuando le veo los labios brillosos y las orejas sonrosadas me doy por satisfecho.

—Definitivamente mañana vamos a salir —reafirmo antes de marcharme.

—Definitivamente mañana vamos a salir —reafirmo antes de marcharme

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Boys / 2seokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora