Maison des tragédies |BSD|

「⁰¹⁰」

Con las pocas fuerzas que le quedaban empujó lejos a su atacante, cayendo al suelo cerca de la orilla del acantilado que antes había estado admirando.

—Hacerte bajar la guardia y atacarte sin que lo veas..., fue una gran estrategia. —Una retorcida sonrisa se formó en el rostro del muchacho.

—¿Qué pretendes?

—Será mejor que no te muevas, cubrí la hoja del cuchillo con veneno para ratas. Te inmovilizará las extremidades. —Lo amenazó dedicándole una mirada llena de odio.

De repente, unos soldados de GSS salieron de su escondite junto al resto de los chicos de su pandilla, quienes solo miraban al que ahora era su anterior jefe.

—Eso es todo.

—¡Chicos!

—Esta es la solución que tomamos, trabajaremos junto a GSS. Este incidente nos abrió los ojos, si realmente decidiste unirte a la mafia ¿Qué deberíamos hacer? Entonces se nos ocurrió esta idea. Es porque confiamos en la tremenda habilidad de Chuuya y no podemos dejar la vida de docenas de compañeros bajo tu mando. Debido a que la vulnerabilidad de una organización, es como una inundación que penetra desde un pequeño agujero para destruir la fortaleza... ¿Entiendes lo que quiero decir?

—Los sentimientos destruyen una organización...

El chico, traicionado y adolorido, cayó por la orilla del acantilado y, por un repentino golpe de suerte, terminó en la orilla del mar; quitando la cuchilla de su carne y lamentándose por sus acciones.

—¿Qué clase de líder soy?

Una voz masculina interrumpió sus lamentos.

—Chuuya , parece que tienes problemas... —la persona que menos quería ver en ese momento, se presentó ante él y lo llamó.

—¿Qué haces aquí? ¿Vienes a matarme tú también?

Dazai estaba sentado en una roca y detrás de él se encontraban algunos hombres vestidos de negro.

—No me malentiendas, Mori-san me envió.

—¿Me salvaran a cambio de qué?

—Eso es lo secundario, venimos a realizar una matanza. —Su tono de voz cambió a uno de fastidio.

—¿Los mataran a todos?

—Así es.

Nuevamente el aura de su poder lo cubrió, dispuesto a proteger a sus compañeros —con quienes aún no cortaba lazos.—

—Aunque el plan podría cambiar si uno de nuestros compañeros lo aconsejara.

—¿Un compañero que los aconseje?

—Exacto, un compañero de la mafia.

—Así que esto es un trato ¿no es así, demonio?

Como un ratón cayendo en las garras de un gato, fue acorralado sin ninguna escapatoria del plan formulado por la mente maestra. Resignado, aceptó el trato con el demonio.

—¿Adivina qué es lo que hablamos si y yo?

—¿Esa niña?

—Siempre debes sonreír en los momentos en que menos lo necesites. —Dazai trató de imitar la sonrisa de la chica. — Y que las personas con apariencias de corderos son en verdad monstruos.

—¿Qué significa eso?

—¿Tú qué crees?

Chuuya bajó la cabeza y le preguntó a Dazai si ella sabía que sería traicionado.

—Claro que no, solo fue enviada a secuestrar a tus compañeros.

—¿De dónde salió esa niña...?

—¿Te preocupas por ella? Pero ¿sabes que al unirte a la mafia te convertirás en mi perro y sirviente? Quería tener un compañero, pero es mejor si tengo un juguete con el cual entretenerme.

—Eres un desquiciado. —Lo miró con enojo a lo que el muchacho solo se limitó a sonreír.

—Me gusta esa mirada.

Ambos estaban en completo silencio mientras intercambiaban miradas. El ambiente solo era llenado por el ruido de las olas de mar golpeando contra las rocas de la orilla.

Chuuya había firmado su sentencia incluso antes de dar su respuesta afirmativa.

—No maten a los niños. — Y con esas simples palabras cerró el trato con el demonio.

—De acuerdo. — De un salto se bajó de la roca y se acercó a los hombres de negro. —Ya lo escucharon, justo como lo acordamos no lastimen a los niños.

—Tenías planeado esto desde lo que pasó en el arcade. —Extrañamente no se encontraba enojado. — Muy bien, juguemos maldito monstruo.

Eso era grandioso.

Y aquí terminamos fifteen, esa novela me puedo de memoria, de aquí en adelante, los siguientes "arcos" son los que mas me gustan.

[Acto 1: Un mundo feliz.]

[Fin]