La comida tiene buena pinta y me encantaría probar todo porque no conozco ni la mitad de las cosas, pero creo que solo conseguiría vomitar. Al final tengo que apartar la vista porque solo con ver las bandejas llenas se me revuelve el estómago.

El desayuno es incómodo. No, incómodo no, es aún peor, es tenso. Nadie dice nada, así que me quedo ahí sentada luchando por no vomitar mientras mi compañero come tanto que creo que podría estallar en algún momento. ¿Se puede morir si se come demasiado? Si se puede no me importaría que ocurriera, así mis posibilidades de supervivencia serían de una sobre veintidós. Terrence y Sunaina comen poco, o más bien muy lento mientras que Cleodora parece estar sufriendo horriblemente por ver a mi compañero.
Como no puedo ni mirar la comida y el olor no me ayuda con mi empacho, me dedico a estudiarlos. ¿Como se llama mi compañero? Intento hacer memoria pero no lo recuerdo, en cambio, si que me acuerdo de que tenía la edad de Miles, trece años. Parece mucho más pequeño que mi primo. Es bastante más bajito y mucho más delgado, lo que le da ese aspecto infantil, además, por la ropa que lleva, más destrozada que la mía, creo que probablemente ha pasado más hambre que toda mi familia, que ya es decir.

Después están los mentores.

Despacio, me armo de valor y miro de reojo a Terrence, intentando que no me pille. Aunque ayer le tuve bien cerca y su cicatriz me impactó bastante, ha quedado algo borroso, al igual que el resto de recuerdos de ayer, así que vuelve a causarme bastante impacto.
Terrence es más joven que Sunaina, supongo que él podría tener treinta años. Sus facciones son grandes y marcadas, y aunque no es guapo, podría ser atractivo si no fuera por la enorme cicatriz que le recorre todo el lado izquierdo de la cara, desde la mandíbula pasando por todo el pómulo, por encima del ojo, que apenas puede abrir, y llegando a la frente. Todo el mundo sabe que se la hizo en Los Juegos. En aquel entonces yo debía de tener doce o trece años. No puedo olvidar el impacto que tuvo en mí ver cómo le destrozaban la cara en directo. Solo quedaron un tributo profesional y él, y aunque Terrence tuvo la suerte de ganar, el otro tributo se encargó de dejarle algo que siempre le recordaría lo cerca que tuvo de la muerte.

Me revuelvo en la silla cuando un escalofrío me recorre el cuerpo al recordar como gritaba cuando le cortaron la cara. Le quedó totalmente abierta en dos. Parecía que la piel se le iba a deshacer como una hoja seca, si no se desangraba antes. Está claro que a veces ni los mejores médicos del Capitolio pueden arreglar las peores consecuencias del paso por Los Juegos. Consiguieron que sobreviviera, sí, pero más de quince años después la cicatriz sigue teniendo un aspecto horrible; tiene la piel tan tirante que estoy segura de que le duele, por no mencionar que no ha quedado lisa y uniforme, sino que se nota que tuvieron que esforzarse mucho en encajar los trozos de piel como si fueran parches de tela. Y por último está el ojo. Al tener la cicatriz justo por encima lo abre tan poco que dudo que sea capaz e ver algo.

Siempre he oído que Terrence nunca superó eso. No es como los otros vencedores, él muy serio, lo que no ayuda a suavizar la impresión que da, además no se hace sesiones de fotos o sale en anuncios de televisión, todo lo contrario, tiene muy mal carácter y odia que le miren. Alguna vez en casa se ha peleado con personas que él juraba que le había señalado aunque ellos lo negaban.
Terrence no es ni de lejos de los vencedores favoritos, pero, por alguna razón, esa gente es tan estúpida que aún así le aprecian. No sé qué le verá de especial la gente del Capitolio, tal vez sea el hecho que de sea tan serio, tan distante lo que les llama la atención. Que ni siquiera toda su parafernalia de ricos excéntricos es capaz de sorprenderle. En sus pocas apariciones públicas, que son siempre durante Los Juegos, es seco con la prensa y les dice la verdad sin tapujos, incluso cuando eso implica decirles lo poco que le gusta la prensa.

Ojalá pudiera ser como él. Ojalá pudiera permitirme el lujo de que me diera igual lo que dijera la prensa de mi.
Tal vez habría podido hacer lo mismo, pero he tenido que ir por el camino de llorar como lo que soy, una idiota.

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2021 ⏰

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