—Te lo agradezco, tesoro. Parece que tuviste una tarde maravillosa y eso en verdad me alegra mucho.

Un nuevo día se presentaba y Chan estaba un tanto ansioso por empezar con su servicio comunitario. La lista de cosas que podía hacer en verdad era larga, lo cual lo llevaba a tener problemas para elegir dónde y con qué ayudaría primero exactamente.

Ahn Eun Jin, una chica de oscuro cabello castaño lacio hasta la cintura y mirada tierna, estaba sentada a un lado del australiano, intentando ayudarlo a tomar una decisión. Ya que ella también deseaba participar en actividades para servir a los demás y así pasar más tiempo junto a su novio, creía que era la persona más indicada para dar sugerencias.

—¿Qué tal si vamos a varias escuelas y leemos cuentos a los niños?

—No sé... ¿Eso no es algo muy tranquilo? —Cuestionó Chan—. Deberíamos guardarlo para cuando no tengamos tanta energía.

—¿Qué dices? Para convivir con niños pequeños se necesita un montón de energía, Chris —rio con suavidad tras llamarlo con la versión corta de su nombre en inglés—. Siempre.

—Mira, también podemos ayudar a recaudar fondos —señaló una opción en la hoja de papel que sostenía.

—¡Oh! ¡Vender pasteles y galletas suena tan divertido! —Eun Jin se emocionó—. Podemos empezar por ahí. ¿Quieres que preparemos galletas juntos?

—¡Claro! —Le dio un beso cargado de dulzura en la mejilla y se dirigió hacia la cocina.

Una publicación en Instagram fue lo único que Felix necesitó para enterarse de la recaudación. Investigó tanto como pudo, en especial para saber de qué se trataba, y decidió participar. Chang Bin tenía razón, después de todo... ¿Qué ganaba con darse por vencido tan fácilmente?

Tan pronto como inició la venta para recaudar fondos al día siguiente, Felix se presentó en el lugar indicado y pudo apreciar una expresión facial de Chan única. El pecoso se acercó como si nada a la mesa donde Eun Jin y él habían colocado sus galletas caseras para acomodar a un lado las suyas: compradas, de aspecto costoso y delicioso.

—Oh... Qué bien se ven... —Se animó a comentar la castaña.

—Por supuesto —respondió Felix con orgullo—. Fueron hechas con ingredientes de calidad excepcional, cada galleta por sí sola cuesta como once mil trescientos wones*.

—¡Eso es impresionante! —Agregó Eun Jin—. Buena suerte tratando de venderlas.

—Felix... ¿Qué estás haciendo aquí? —Chan se metió a la conversación—. No sabía que te interesaba ayudar a otros —soltó un tanto confundido—. ¿Y por qué trajiste galletas compradas? Lo más común para este tipo de eventos es traer postres caseros.

—¿Esas cosas baratas? —Señaló el plato de galletas junto al suyo y frunció el ceño—. Podríamos decir que le hice un favor a todos al traer algo mucho mejor. Sólo admítelo.

—No mires esas galletas con tanto desprecio —Eun Jin pidió con un pucherito adorable en sus labios—. Chris y yo en verdad nos esforzamos mucho... Si no hubiéramos almorzado tan bien, probablemente ya me habría comido algunas...

—Espera un momento. ¿Me estás diciendo que estas galletas son de ambos? ¿No son sólo tuyas? —Dijo el rubio.

—¿Te gustaría probar una? —Sonrió.

Se le quedó viendo al pequeño postre que Eun Jin le ofrecía y, sólo por saber que Chan también había tenido que ver en su preparación, aceptó probarlo. El sabor no era para nada como el de las galletas a las que él estaba acostumbrado, pero debía reconocer que no estaba mal.

Después de unas cuantas horas, Eun Jin se alejó un poco para ver qué tipo de postres estaban disponibles en otras mesas, dejando a su novio solo con Felix. El rubio se veía un tanto extraño, como si estuviera muy cansado, a nada de quedarse dormido ahí mismo.

Chan reaccionó lo suficientemente rápido como para atrapar el cuerpo del menor cuando éste se desmayó.

—¡Felix! —Se arrodilló y movió levemente los hombros ajenos—. ¿Estás bien? ¡Felix!

Los presentes comenzaban a murmurar y a acercarse para saber qué estaba ocurriendo, preguntando si podían ayudar o si debían llamar a unos paramédicos. El castaño estuvo por responder que sí a lo segundo, pero fue justo en ese momento que Felix, lentamente, entreabrió los ojos y habló.

—¿Chan...? —Pronunció con voz débil—. ¿Qué...? ¿Qué pasó?

—Increíble, pero creo que la galleta casera te cayó mal —suspiró—. ¿Realmente eres así de delicado con la comida? —Se quedó callado por varios instantes—. No, no, tal vez fue otra cosa que comiste antes de venir.

—N-no. Esa galleta... es lo único que he comido en todo el día, Chan...

—¿Qué?

—Estoy siguiendo una dieta muy estricta para adelgazar, ¿sabes?

—Felix, ¿tienes una idea de lo peligrosas que pueden llegar a ser esas dietas? —Preguntó mientras lo ayudaba a incorporarse, dejando que en su mirada se reflejara algo de preocupación—. Además, ¿dijiste que quieres adelgazar? Por todos los cielos... Basta de juegos, tienes que comer algo ahora mismo.

Y entonces, Felix notó un detalle que sin duda podría usar a su favor en un futuro: mientras se encontrara débil o vulnerable, tenía toda la atención de Chan para él. Ya sólo debía aprender cómo utilizar ese hecho para lo que quisiera.

Continuará.

*11,300 KRW = 10 USD (aproximadamente).

............................

Les traigo una actualización veloz por el cumpleaños de Hyun Jin, aunque ni siquiera es acerca del cumpleaños de Hyun Jin en sí. (?)

Mañana responderé comentarios pendientes. ~ ¡Un abrazo!

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora