— Está diciendo que vamos a fracasar — comenta el rubio en tono de burla con una sonrisa divertida. Yo lo miro con los ojos entrecerrados y una sonrisa amenazadora en forma de broma para luego dedicarle mi dedo corazón. Él suelta una carcajada.

— No seas infantil — le dice el pelirrojo a su lado quitándole la gracia a la situación.

— Sin duda eres una persona interesante, Uzumaki Abby — dice el líder descansando su barbilla entre sus manos y analizándome detenidamente. De todas formas ya sé que soy interesante.

Luego de la gran conversación, Hidan se tomó la molestia de presentarme uno por uno todos los miembros de Akatsuki. Así fue como me tuve que aprender bastantes nombres más y uno a uno se fueron levantando de la mesa hasta que quedamos cuatro participantes: Hidan, Sasori, Deidara y yo.

— Cuéntanos sobre tí — comenta Sasori con un semblante curioso.

— Puedo ofrecerte algo — me dice Hidan — Para hacer más llevadera la charla... ¿un té?

— De acuerdo — le sonrío y él se levanta para dirigirse a una pequeña cocina que se encontraba a unos metros de la mesa. Vuelvo la vista hacia el pelirrojo de rasgos aniñados — ¿Qué quieres saber?

— No lo sé. Tú dime — me observa con detenimiento de manera pensativa — ¿De dónde vienes? ¿De quién eres hija? ¿Qué tan fuerte te consideras?

— Viví en la aldea de la hoja toda mi infancia pero con mamá acostumbré a viajar muchísimo, conocíamos muchas personas — sonrío con melancolía. Sasori y Deidara quienes se encontraban del otro lado de la mesa parecen haberse acomodado para escuchar una gran historia. Me dio algo de ternura. Ambos eran muy lindos. — Mi madre, Uzumaki Hiro, murió cuando yo tenía siete años. La asesinaron, quiero decir. Es muy gracioso, como si viviéramos hace miles de años atrás y la hubieran acusado de bruja y colgado en la horca.

En eso llega Hidan con un té para mí y para él.

— ¿Qué hay de nosotros? — le reprocha el rubio.

— No le hago té a tarados — se burla el hombre que se encontraba ahora sentado a mi lado. Su compañero lo mira con odio. — Puedes seguir, querida Abby. — comenta para rodearme con uno de sus brazos por los hombros. Deidara presta atención a la situación y parece querer sacar provecho de ella.

— No hace ni apenas un día que está aquí y ya quieres cogértela — señala a Hidan. Él lo mira divertido y con aires de superioridad. Aunque ciertamente es incómodo mantener tanto contacto físico con alguien que acabo de conocer.

— ¿Qué querías? ¿Agarrártela tu? Virgencita — Sasori se ríe del comentario y Deidara se molesta tanto que su mejillas se ponen exageradamente coloradas. Yo simplemente miraba la situación como si estuviera disfrutando del espectáculo.

— ¿Creen que alguno de ustedes dos tendría una oportunidad con ella? Se nota a la legua que es una mujer inteligente, y ustedes no son más que dos idiotas. — acota el pelirrojo — Además, es la primera chica que llega luego de Konan y ustedes ya la ven como un cacho de carne, imbéciles. — le dedico una sonrisa de complicidad y él me corresponde.

Hidan se levanta al mismo tiempo que hace un sonido chasqueando con su lengua y desaparece por el pasillo. Me había quedado con mi té y los dos jovenes de enfrente, el cual uno se dedicó a tomarse unos minutos para ir a servirse un poco de la misma infusión que yo, y el otro se encontraba muy apenado escondiendo su rostro entre sus manos, también algo molesto.

Me dio mucha lástima así que tomé una de sus manos por encima de la mesa.

— Está bien, no pasa nada. — le dije mostrándome indiferente por lo ocurrido — Aparte, tu no tienes cara de acosador, el otro tipo si. — me río. Él descubre su cara por completo y me mira ya más tranquilo.

Under your skin » 𝘥 𝘦 𝘪 𝘥 𝘢 𝘳 𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora