The Genius Bar [Namgi]

XII

—Namjoon tiene razón, no deberías conducir en ese estado y tampoco iré contigo a ninguna parte —intervino al fin Yoongi.

—¿Definitivamente estás de su lado? —señaló a Namjoon provocando que este lo mirara desafiante y se mordiera el interior de su mejilla.

—Nadie está eligiendo un lado, Hobba, por favor comprende.

—Apenas si lo conoces, no sabes ni siquiera qué tipo de persona es este imbécil.

—Tú tampoco lo conoces —dijo a la defensiva, arrepintiéndose al instante— Mejor dejemos este asunto aquí y hablemos mañana cuando nos hayamos calmado.

El pecho de Hoseok subía y bajaba, su cuerpo era completamente inestable y evidentemente buscaba una forma de liberar toda esa tensión. Eso era lo que estaba poniendo nervioso a Yoongi aunado al extraño duelo de miradas que se había instaurado entre su amigo y Namjoon, quien ya sabía de antemano que no era un sujeto diplomático cuando la situación se presentaba.

Y lo que menos quería era tener que poner a su mejor amigo en riesgo. La simple idea de pensar que terminaría igual que el sujeto del bar le heló la sangre.

—No voy a hablar absolutamente nada si este bastardo no se larga —espetó Hoseok.

—Ok, no iba a intervenir pero es suficiente —el cuerpo del moreno abandonó su lado y fue directamente hacia su amigo. Las manos de este yendo directamente al cuello del otro para añadir a continuación —vas a meterte a tu auto de mierda y nos dejarás ir, ¿entendido?

—¿O qué? ¿Vas a golpearme? ¿Te atreverás a dejarme inconsciente o con un daño permanente, Namjoon? —lo retó con una sonrisa socarrona— Me encantaría ver que lo hicieras para que Yoongi por fin se de cuenta de quién eres en realidad.

—¡Hoseok, basta! —trató de interponerse entre ambos pero Namjoon lo hizo a un lado para enfrentarse al otro.

Silencio.

Hoseok mostró una media sonrisa y Yoongi sabía que no era un buen presagio, tenía que detenerlo y llevarse a uno de los dos o todo terminaría absurdamente mal.

Namjoon tomó con fuerza la camisa a Hoseok y lo lanzó hacia el auto. El ruido producido por el choque alarmó al músico y llamó la atención de las personas.

—Pero que dem- —dijo su amigo lanzando una patada al estómago del moreno para apartarlo— ¡¿Por qué no desapareces ya?! Tu estúpida presencia solo trae caos y desgracias.

Todo se le estaba saliendo de las manos, Yoongi se sentía impotente al ver la furia de ambos. Había demasiadas cosas que no comprendía y una de ellas era el odio desmedido con el que se hablaban.

Namjoon estaba a punto de levantarse de nuevo con clara determinación de destrozar el rostro de Hoseok con la suela de sus zapatos, Yoongi había visto su mirada y eso solo confirmaba lo que temía desde un inicio.

Su rostro lucía completamente ausente, justo como aquella vez en el bar.

—¡Vámonos de aquí! —gritó jalando a Namjoon con fuerza interponiéndose en su campo de visión y cargando con la maceta y la bicicleta como pudo.

No sabía qué expresión tenía ni cómo lucía en ese instante, pero algo en él hizo que el semblante de Namjoon cambiara por completo y lo siguiera ignorando al otro que lanzaba maldiciones a espaldas de ambos.

Hoseok daba vueltas en círculo luciendo como fiera en jaula, Yoongi no quería voltear de nuevo, estaba concentrado en alejarse de ahí y evitar una pelea mayor que no terminaría bien para ninguno de los tres.

—Espero no volver a verte junto a Yoongi, bastardo —gritó por último Hoseok subiéndose a su auto y dando un fuerte portazo antes de arrancar.

Las llantas rechinaron en el asfalto dejando al músico preocupado por el estado de su amigo. Esperaba con todo su ser que no tuviera algún accidente, sin embargo no podía hacer más por él que confiar en que estaría bien.