~Ha pasado un año desde la guerra mágica, en la cual hubieron mucha perdidas, pero una de las que más marcó fue la de Fred Weasley, un muchacho de apenas veintiún años, la cual dejó destrozados a toda su familia pero en especial a su hermano gemelo...
Trataría de darme tiempo para estar con ella y que las cosas fueran como antes.
-Prometo que pasaremos más tiempo juntas...- prometí con una sonrisa mientras ella asentía.
Maya siempre había sido importante para mi, ella había estado para mi cuando nadie más lo estuvo. No queria alejarla.
-Si pudieras regresar en el tiempo y cambiar lo que sucedió esa noche en la fiesta, ¿lo harías?- me pregunto mirándome a los ojos directamente.
¿Que clase de pregunta era esa?, sin duda alguna no pensaría en hacer eso, si el destino quiso que eso pasara así debía suceder, además había aprendido mucho desde ese día.
No venimos con un destino fijo, nosotros habíamos forjado ese destino, y si todas las decisiones que había tomado me llevaron hasta aquí, no las cambiaría por nada.
-No lo creo, todo en la vida pasa por algo, he vivido muchas experiencias y eso me ayuda a aprender más- mencioné abrazando la almohada que tenía.
Supongo que todo lo sucedido me ayudó a cambiar, y sin duda alguna mi yo de antes estaría orgullosa en estos momentos.
Ya no vivía con mis padres, salía con alguien a quien verdaderamente quería, los Weasley eran como una familia para mi y tendría la mía propia.
Si me hubiera quedado con mis padres de seguro hubiera terminado casada con alguien a quien no amaba, tal vez recluida siempre en mi casa, sin cumplir todo lo que anhelaba.
Pero ahora me sentía muy bien con la libertad que poseía, podía ponerme lo que quería y comer lo que quería.
Era algo que nunca antes había hecho.
-Entiendo...- dijo Maya con una pequeña sonrisa, yo asentí. La vida de ambas era diferente.
Mientras mi madre controlaba cada paso que daba, por su parte ella siempre podía hacer todo lo que quería, sus padres eran más liberales que los míos.
-¿De quién es la fiesta?- pregunte acomodando un mechón de mi cabello.
Maya tenía muchos amigos, ya era normal en ella salir y algunas veces me hacía acompañarla, recordaba que siempre terminaba las fiestas con muchos amigos.
Hasta gente que ni siquiera conocía se le acercaban.
-Oh, alguien nuevo que conocí. Es más seguro que no sepas quién es- mencionó encogiéndose de hombros.
Ya era típico de ella conocer muchas personas, era simplemente la representación de la palabra extrovertida.
-Espero te diviertas- le deseé con una sonrisa.
-Hablando de eso, ¿no quieres venir conmigo?-propuso con un puchero.
Lo pensé unos momentos, salir de fiesta no era algo bueno, por más que me gustaría hacerlo no podía, mis responsabilidades ahora eran otras.
-No lo creo Maya, tal vez otro día- añadí mientras ella suspiraba frustrada.
Podríamos haber hecho otra cosa que salir de fiesta, como ir a comer o algo parecido, eso era más atrayente sin duda.
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