Amorem Praesidis - Ereri (CANCELADA)

Otra vez.

Hanju bajo la cabeza colocándola ente sus manos, los sirvientes presentes solo dieron sus condolencias mentalmente mientras oían crujir algo.

«¿Hasta cuando meterá la pata?» -. Todos en una pregunta y se observaba un aura salir detrás de Levi.

Silencio.

Z: ¿Que pasa? -. Pregunto inocente y se levantaba, despacio.

L: O empiezas a correr o simplemente mueres aquí...

Hanji no espero, más solo tomo su copa de vino y emprendió carrera, posiblemente al otro lado del mundo. Donde Levi no la encuentre jamás.

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Al día siguiente - Por la mañana:

H: Que tengas buen viaje papá... Ehmm' y Hanji también lo desea desde el muro de allá... -. Levantó el dedo para apuntar brevemente a Hanji escondida detrás de un muro solo alzando una mano moviendo de arriba hacia abajo rápidamente.

L: Si... Que no haga trizas este lugar ¿De acuerdo, Hanju?

H: A la orden... La academia de música es la que ayudaste a construir hace dos años? ¿Cuando volverás? -. El menor se cruzó de brazos, un gesto que había empezado a adoptar.

L: suspiro brevemente -. No sabría decírtelo, también faltan acordar algunas cosas de 'presidentes' -. Abrazo brevemente a su hijo siendo correspondido de inmediato, dio una mirada acusadora e ingresando al jet privado de una vez.

~ Horas después ~

Señor Presidente, ya llegamos -. Una delgada voz interrumpió sus pensamientos, levantándolo del sueño en el que se encontraba desde hace varias horas.

L: ¿Ya? -. Miro de reojo viendo que ya estaban en la pista de aterrizaje.

Si, señor, al parecer estuvo tan cansado que no le permitió sentir la turbulencia que hubo pasando la tormenta hace horas, debería descansar más... -. Sugirió al final la aéreo-moza retirándose con una cálida sonrisa.

Levi se tallo los ojos, bostezo levemente para salir del jet con equipaje de mano, ya que el resto esta en el auto.

Lo llevaran al hotel, donde se están resguardando a los demás presidentes, vicepresidente y viceversa. -. Habló un chico de cabello corto y gris con unos ojos expresivos que descoloraron al mayor, haciéndole sentirse aturdido.