Capítulo 1

37 8 1
                                    

Era viernes por la mañana y todos pensaréis: ¡¡¡¡NOS VAMOS DE FIESTA!!!!!

Y yo os diré: bajaros unos cuantos pisitos anda...

¿Y sabéis porque os diría eso? ¡Muy fácil, por que mis padres (no sé porque), han decidido así de la nada que vamos a mudarnos!, pero sin consultarlo ni nada eh, para ellos son simples "detalles" que no hace falta consultar con su preciosa y magnífica hija, porque bueno mudarnos implica viajar y claro a todos nos encanta viajar, entonces han supuesto que no me molestaría para nada este "viajecito" que va a ser ¡oh vaya! PARA SIEMPRE.

En fin, voy a dejar mis dramatismos a un lado para presentarme un poco ¿no?

Mi nombre es Bonnie, tengo 21 años (sí, aunque antes os haya parecido bien inmadura, a lo largo de la historia os iréis dando cuenta que simplemente no tengo remedio por más que cumpla años), he estado de año sabático pero creo que ya me siento bastante motivada y decidida para comenzar mis estudios de contable y financiero en la universidad , vivo en Manhattan, uno de los 5 distritos de Nueva York más poblados, no me apasionan las ciudades tan grandes, pero al final acabas acostumbrándote.

Nuestra casa en Manhattan era bastante normal para las familias que habitaban en esa zona, consistía en dos plantas y un jardín delantero donde se encontraba un caminito para llegar a la casa, estaba rodeada de cristaleras la mayor parte de ella, que para mi gusto es demasiado excesivo, porque no sé a ustedes pero a mí ¡me encanta tener mi intimidad!

Pero a pesar de todo, lo hice mi hogar, y cada vez que veo la foto en mi móvil me siento realmente triste, es como si perdiese una parte de mí, es como cuando vuelves de estar en casa de tus amigas después de un fin de semana y nada más llegar te duchas en la bañera con la música a todo volumen y cuando sales miras a tu cama y piensas "dios como te echaba de menos" y te tiras para acurrucarte y dormir y sentir que estas realmente donde quieres estar. Y a mi no me estaba gustando la idea de perder esa sensación tan genial...

Y aquí me encuentro ahora, montada en el coche con mi padre, Adler, uno de los abogados más importantes ahora mismo ya que todavía no ha perdido ningún caso, por ello no lo puedo ver tantas horas como me gustaría. Él es estricto cuando se trata de mi seguridad, pero siempre me trata genial, me hace reír y me consiente constantemente cuando mamá me castiga. En el asiento de al lado se encuentra Lena, mi madre, ella es profesora en la universidad de Columbia, una de las instituciones más prestigiosas de Nueva York, ella siempre me cuida y me aconseja, la admiro mucho, a pesar de que la mayoría de las veces que he estado castigada a sido por orden suya.

Llevamos 5 horas de viaje en coche hacia nuestra nueva casa, que se encuentra en Stowe. Se trata de un pueblo ubicado en el condado de Lamoille en el estado estadounidense de Vermont. Su población no supera ni los 5.000 habitantes.

Stowe es totalmente distinto a Manhattan, aquí hay arboles por todos lados y es un pueblecito bastante pequeño, para lo que estoy acostumbrada. La verdad es que, aunque haya dejado a mis amigos atrás, tengo que admitir que me causa bastante curiosidad este nuevo lugar. Me da miedo porque nunca he vivido rodeada de bosque, pero a la vez me encanta porque el paisaje es impresionante.

¿Quién sabe?, a lo mejor hasta me gusta más que mi antiguo hogar.

- ¡Por dios!¿¡Pero cuánto queda?! Tengo hambre y estoy ya cansada de escuchar las sintonías de radio que pone papá ¡no se como puedes escuchar eso durante tantas horas y que no te entren ganas de romper la radio!

Losé no os esperabais esa reacción ¿verdad?, pues así soy yo, no tengo mucha paciencia, y menos cuando estoy aburrida o enfadada, soy una persona demasiado directa y sincera ¡pero no borde!, que parece que confundís significados, porque yo soy súper simpática y graciosa con todo el mundo que me agrada y creedme soy el alma de la fiesta cuando me lo propongo.

- Bonnie, cariño, relájate que estamos a punto de llegar ¡y no le grites así a tú padre que está conduciendo!

Agh odio cuando me dicen que no grite, es mi manera de expresarme cuando me estreso ¿vale?, no es que fuese una chica agresiva ni mucho menos, es solo que me sale sin pensar.

- ¡Ey! Esta es la única cadena que dice lo bueno que soy en mi trabajo, me gusta escuchar como me alagan o en caso contrario, me teme la competencia.

- ¡Adler! ¿y ese egocentrismo de dónde salió?

- Lena, mi amor, los dos sabemos que tu harías exactamente lo mismo si fuese en caso contrario, ¡y es normal somos humanos! A todos nos gusta ser reconocidos en nuestros trabajos.

- JÁ yo no alardearía tanto, porque yo sé que soy buena en mi trabajo y no hace falta que me lo recuerde la radio.

Mi padre soltó una carcajada mientras la observaba y ella también reía para al final acercarse a él y darle un beso en la mejilla y decirle un "te quiero" susurrado en su oído.

Yo me giré a mirar por mi ventanilla antes de que se pusiera todo más empalagoso, observé que ya habíamos entrado al pueblo porque las calles estaban llenas de casas y de gente hablando en las aceras, sonriendo, comprando... Abrí la ventanilla para disfrutar del ambiente tan amigable que se respiraba allí, y cuando el viento rozó mi cara automáticamente cerré mis ojos disfrutando del olor ha naturaleza que había en el aire. Era una sensación totalmente nueva para mí, y no sabía como sentirme, si feliz por todo lo nuevo que descubriré o miedo a olvidar lo que ya viví.

BonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora