Capítulo 39

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MIEDO

FRANCISCO

La voz de Airen resonó por todo el comedor. Era imposible no escucharla, siempre hablando con tanta intensidad y sin importar si alguien la escuchaba o no.

—Airen, ¿nunca te cansas de hablar? — le digo, sin ocultar mi fastidio.

Soltó una risa juguetona, como si mi comentario hubiera sido una broma. —Jamás me canso de hablar— me dijo, con una mirada pícara que me recorrió los labios. —pero si quieres puedes callarme—

Sí, una mordaza sería lo único que podría callarte, pensé con resignación. —Adelante, sigue hablando—, dije con un tono apagado.

Fredom se dirige hacia nosotros, percibiendo la llegada de la nueva visita. Con un gesto furtivo, indica a Verónica que se retire a la habitación sin ser vista por la vampira. Airen fue la primera y la última en ver a Verónica como esclava. Hay cosas que Airen no sabe y que ninguno de esta mansión debería, por lo que no nos vamos a arriesgar.

—Airen, que bueno que vienes de visita— saluda Fredom por cortesía, tomando asiento al frente.

Ella vuelve a reír. —No, yo vengo a vivir aquí—

De pronto, varios de los sirvientes entran con sus pertenencias y, entre ellos, uno traía a una chica joven, de tez morena y con un collar en el cuello. Airen la tomó de inmediato, posesivamente.

—En fin, me gustaría cenar ¿a ustedes no?—, dijo Airen con esa falsa alegría que siempre la caracterizaba.

Fredom asintió y yo no pude evitar fijarme en la chica. Se veía aterrada, con las marcas visibles de heridas y un terror en sus ojos que me recordó a Nozomi cuando llegó por primera vez.

Intento cruzar miradas con ella para darle un poco de tranquilidad, pero no puedo. Supongo que me ve como otro monstruo en esta mansión.

—¿Entonces qué? ¿Fran?—, me dice Airen con su tono juguetón.

—¿Qué pasa?—, pregunto, tratando de sonar indiferente.

—Digo, príncipe Francisco Elordi—, me dice con una mirada pícara.

La chica me mira, esta vez con curiosidad, pero cuando la miro yo, desvía la vista hacia el suelo.

—Si, solo iré por alguien, ya vuelvo—, le dije a Airen y Fredom.

Subí las escaleras rápidamente hasta la habitación de Nozomi.

—Ya vine—, le dije cuando entré. —Lamento haberme ido—, agrego mientras le pongo el collar en su cuello.

Nozomi me mira con sus grandes ojos llenos de preocupación.

—Airen, la vampira que vino hace un momento, trajo consigo una chica con un collar como estos— le informo.

—¿Ella es?—, me pregunta, refiriéndose a la vampira.

—Es como una princesa para el señor Robny—, le digo. —No me gusta nada su visita—. De hecho, empiezo a extrañar a William, pienso con una mueca de disgusto.

Nozomi me mira con compasión. —Entonces admito que a mi me da miedo y siento desde ya mucha lastima por la chica—, dijo con su voz angelical.

—Descuida—, le dije mientras acariciaba su mejilla. —Trataré de que no le haga daño. Ella corre con las mismas reglas que todos, así que la chica sobrevivirá—.

No sé si lo lograría, pero tenía que protegerla. No podía permitir que Airen le hiciera daño a otra chica.

NOZOMI

Dama de un vampiro ✓Where stories live. Discover now