—No —contengo mi sonrisa debido a que los Entrenadores de Vida creen que pueden con lo que estudié en la universidad—. Si no te importa la pregunta, ¿qué harás con ese generoso cheque? —Pregunto para averiguar un poco más de su personalidad, la mayoría de la gente revela quiénes son realmente cuando se trata de mucho dinero.

Ella vuelve a observarme por unos fugaces segundos y desvía su mirada para ocultar su inseguridad.

—Pregunto sólo por curiosidad.

—No lo sé. Quizás iniciar un negocio, o tal vez invertir en algo —suspira, tal vez imaginando las cosas que puede hacer—. O puede que simplemente lo done todo a la caridad. No lo sé. Ya como que ni me interesa tenerlo ahora que no está Oliver conmigo... No lo sé. Me sorprendo ahora enterarme que nunca me importó el dinero sino sentirme ocupada en algo que era buena... En fin —se aleja a la salida de la estación y luego se vuelve a verme—. ¿Quieres un aventón?

Me hace sonreír. Dos minutos antes quiso ignorar mi presencia y ahora no puede ocultar que no quiere dejarme solo aquí. Definitivamente tiene una lucha interna, pero no creo que sea tan profunda como la mía.

Esta situación quizás pueda darle a entender que no soy tan patán como aparento. Y es que con ella, me vuelvo una ola.

La sigo observando cómo rebota su cabello de manera tan suave. Observo cómo coloca los pies uno tras otro en su atrayente y segura manera de caminar. Cassie, era tierna, inocente, torpe, e insegura. Pero, Olivia es una mujer fuerte, decidida, segura y para nada inocente.

¿Por qué me atraes, Olivia? ¿Qué tienes que me haces pensar en todas las posibilidades de estar contigo?

No me recuerda a nadie que he conocido. Ni a mis hermanas, ni a las chicas de la universidad, a nadie.

Me subo a su auto y contemplo lo ordenado que está y lo limpio que huele.

—No tengo cabeza para lo que viene —musita para ella.

Su voz me llega al alma cuando susurra de tal manera, la suavidad me hace recordar cómo dijo mi nombre cuando me pidió que la besara.

Es un terreno peligroso. Es un terreno lleno de minas que explotarán en mi cara en cualquier momento, porque no quiero dejar de caminar por cuyo camino. Quiero seguir, quiero enterrarme en lo peligroso de su persona y de su cuerpo.

Tal como me dejé llevar por el peligro que era Cassandra Dawson.

—Escuchaste a tu hermano. Estoy aquí si me necesitas —me ofrezco a ayudarla sabiendo que no debo.

Ella se queda mirando mi perfil lo suficiente para que gire mi cabeza a verla y saber que sus manos en el volante están apretadas y su respiración difícilmente controlada.

—Para lo que sea —le repito.

—Cuando llegue a mi apartamento, estarán mis padres. Lo que será como ver a un león y a una cebra cenando juntos.

—Raro —murmuro.

—No quiero presenciar eso. No creo que pueda. No he visto al hombre hace... ¿quince años? Yo... yo no. Yo...

—Estarás bien. Puedes quedarte esta noche conmigo. Quiero decir, en el apartamento de tu hermano.

Ella asienta relajando su expresión de miedo y vuelve a tomar el volante respirando hondo y empezando a conducir.

Hay minas por doquier, y quiero pisar cada unas de ellas.


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El pasillo se ve distante cuando se abre el elevador, simplemente porque la cercanía de Olivia es más notable que cualquier otra cosa. Como si le temiera a su apartamento, como si detrás de su puerta existiera el mismo infierno de fuego que pintan tanto los religiosos y quisiera que yo la protegiera.

El pasado de cada quien es un carga que se tiene que llevar, y aunque sean diferentes, duele de la misma manera. Pues el dolor no puede medirse. El dolor es dolor y ya.

Finalmente puedo conocer a la verdadera Olivia. Una mujer atravesando un conflicto de vivir sin compañía alguna. Ya había notado su vulnerabilidad cuando la besé en las pasadas dos ocasiones, pero justo aquí, en este solitario pasillo, puedo ver a la quebrada chica.

No tengo idea qué hizo su padre, pero puedo estar seguro que fue algo horrible si ella tiene tanto miedo.

Si Olivia llegase a saber lo que yo hice, ¿me tendría el mismo miedo?

Llego a entender que por lo que sea que haya vivido con su padre, fue la razón de que prefiriera no enamorarse jamás. Así como lo que pasó con Cassie me hizo querer no involucrarme con otra mujer. Pero, ¿y si ambos nos estamos ocultando del presente aferrándonos al pasado?

Sería un desastre intentar algo que no llegaría a nada por no querer dejar ir al pasado. No podría hacerle eso a esta hermosa mujer. No podría.

Me quedo esperando para saber qué es lo que va a decidir, mientras me quito los guantes y el abrigo. Ella despega la mirada de su puerta al escuchar la risa de un hombre y entra rápidamente al apartamento de Oliver. La sigo sin dudarlo y cierro la puerta colocando el pestillo para darle una sensación de seguridad.

Observo que se quita los guantes y el abrigo para servirse una enorme copa de vino y se la arrebato antes de que llegue a sus labios.

—No creo que sería una buena idea, Olivia.

—Tienes razón —dice asintiendo después de quedarse en silencio unos segundos y antes de quitarse el gorro—. Debería de tranquilizarme. Es que siento que lo desprecio, ¿sabes? Jamás pensé que ese hombre volvería y allí está con ella como si lo que hizo no hubiese pasado. ¿Acaso se puede vivir así?

—Algunos viven así. Como si los errores del pasado no les afectaran —digo bajando mi mirada mientras meto mis manos en los bolsillos y pensando en que yo no puedo, ni podría.

Desearía poder tener amnesia para olvidar de los recuerdos de los cuales nunca podré escapar.

—Pero tú no —murmura ella después de un eterno silencio.

Vuelvo a mirarla y cada músculo de mi cuerpo se desvanece con esos enormes ojos verdes. Sus moldeables y perfectos labios me llaman, pero me resisto a eliminar distancia.

—Sé bien que vives con una carga —asegura—. Cuando te vi por primera vez, estabas llorando por una mujer.

Me apuñala con sus palabras y el punzón del dolor aterriza en la boca de mi estómago.

—No, Olivia. No era simplemente una mujer. Era la mujer —confieso sin desviar mi ojos de los suyos dejando que esa mirada me desarme completamente.

—¿Te lastimó tanto así? —Pregunta acercándose más.

Sonrío irónicamente porque Cassie jamás me lastimó.

—Diría que fue al revés. Pero eso es algo de lo que no quiero hablar.

Ella asiente y con eso se aleja de mí nuevamente.

Espera, ¿ha respetado mi privacidad? Pensé que preguntaría más.

—Bueno, mi carga no es romántica. Pero definitivamente tiene que ver con mis decisiones en esa área. Mi padre no fue un buen ejemplo del hombre ideal que digamos, ¿sabes? Golpeó a mi madre tantas veces y luego iba por nosotros con su cinturón y su whisky... y para una niña que necesitaba a su padre, al vivir eso, la marcó tanto que prefirió no sembrar sentimientos en ningún hombre —confiesa abiertamente lo que yo ya había deducido.

—Eso está mal. Un padre debería ser alguien en quien apoyarse, un hombre protector y bueno con su hija. Debería de ser su héroe.

—La cuestión es que él lo era, Thomas. Él era dulce, incluso divertido a veces, hasta que tomaba alcohol... no quiero verlo ahora.

Luce tan enojada que no podría verse más hermosa. Es que no hay nada que quiera cambiar de su cara. Es asombroso lo atractiva que la encuentro.

La quiero conmigo. Ahora.

Desastre De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora