Horacio no había podido concentrarse del todo aquella mañana.
Sus llamadas habían sido ignoradas y no podía evitar sentirse preocupado por el peligris.Sus compañeros le dijeron que no se preocupara de más, que posiblemente el chico estaba ocupado o quizá seguiría durmiendo, pero el de cresta realmente estaba nervioso.
¿Y si le había pasado algo?
Esperaba que no.
Dieron las doce de la tarde y el chico intentó llamar otra vez, pero tuvo el mismo resultado.
Quería salir de ahí y averiguar en dónde estaba el oficial de una vez por todas.
*La noche anterior*
Volkov miraba una y otra vez su reloj de mano, desesperado.
Había tenido demasiado trabajo por hacer aquel día, de hecho, después de tratar con la emergencia en la que habían solicitado su apoyo, indicaron que había una junta importante a la que tenía que asistir sin objeciones.
La junta era lo mismo de siempre, una charla aburrida acerca del trabajo de un agente, y los continuos problemas de la ciudad que aún no se habían resuelto.
Había escuchado esa misma plática como 3 veces durante el día, necesitaba salir de ahí rápido, pero no tenía más opción que quedarse a esperar a que la junta terminara.Cuando finalmente terminó, cerca de las doce y media, salió lo más rápido que pudo de ahí, rezando por que no le dieran ningún otro inconveniente. Se había encargado de hacer todo su trabajo al cien por ciento para evitar tener pendientes aquel día, pero aún así la junta, el trabajo extra y una charla extra con su jefe, quien hablaba de cosas que en realidad no le interesaban, le habían atrasado bastante.
Subió a su auto una vez salió de su lugar de trabajo y condujo hasta donde estaba aquella cafetería.
Al llegar, bajó y se acercó a la puerta del local, el letrero de la misma decía "Cerrado".
Suspiró, había llegado tarde.Por supuesto que había intentado contactar al chico para decirle que llegaría tarde aquel día, pero parecía ser que tenía el móvil apagado, por lo que no fue posible.
Resignado subió a su auto y sin más volvió a casa.
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Favorite Customer [Volkacio]
RomanceHoracio trabaja en una cafetería, sus días son bastante monótonos, lo único que cambia son los clientes que varían en personalidad. Atiende a personas desde la más histérica y estresante, hasta al chico más lindo y atractivo que había visto jamás.
Capítulo Cuatro: Invitación
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