—Déjanos Leyla, nos vemos más tarde. —Ella asintió, para luego mirarme y guiñar un ojo, cosa que también me puso nerviosa. Nos sentamos y la Señora Wang no parecía querer dejar de sonreír.
Ok Charlotte, lo tienes, haz lo que practicaste. Siéntate derecha, sonríe, y mírala a los ojos
—El local es muy bonito. —Halagué para romper el hielo.
—Gracias, trabajamos duro para que sea así. —Se acomodó en el asiento para verme mejor —Entonces, ¿Cuántos años tienes?
—17.
—¿Y quieres trabajar aquí?
Asentí
—Sí, escuche que estaban buscando nuevos empleados, y la cafetería me gusto bastante. —Expliqué
—Bien, ¿Y cuál es la verdadera razón por la que quieres trabajar aquí? —La miré algo confundida —Nadie tiene como sueño atender mesas de una cafetería de segunda mano.
No pude evitar reírme levemente. Esta señora tenía mucha razón.
—En realidad, vengo para poder ganar un poco más para mi fondo universitario. La mayoría de escuelas son bastante caras, más allá de si consigo una beca o no. —No podía evitar sentirme algo avergonzada —Pero siempre me gustó la idea de trabajar en una cafetería, así que cuando vi su post, enseguida me contacte.
Expliqué todo lo más superficial posible. No le iba a decir a mi posible nueva jefa que en realidad mi sueño era estudiar en una universidad inglesa para volverme profesora de literatura, y así poder compartir mi gusto por la literatura con todo el mundo. Eso era entrar en un nivel de confianza al que todavía no habíamos llegado.
—¿Y por qué crees que mereces este trabajo?
—Bueno, soy muy organizada, todos mis profesores suelen decir que soy responsable. —Repetí todo lo que había practicado, no muy segura. —Además, soy fanática del café, y aprendo muy rápido. Soy puntual, puedo llegar hasta 10 minutos más temprano, y no me molesta ayudar de más si es necesario.
¿Se nota mucho mi desesperación por tener el trabajo, no?
Hablamos por otros 15 minutos, ella me hacía preguntas y yo respondía como podía. Hablamos de la cafetería, de los distintos productos que vendían y esas cosas. Luego, me pidió que demostrara como preparaba café, o si sabía hacer algún tipo especial. Por los nervios, había practicado toda la semana cómo preparar cualquier tipo de bebida que se me ocurriera. Hasta sé cómo hacer esas salsas de caramelo que suelen poner en la parte de arriba. Quede muy orgullosa de mi misma por eso, aunque los nervios en esta ocasión me jugaron una mala pasada, y fui más lenta de lo que solía ser.
—Bastante bien; te queda por aprender, pero tienes una idea clara. —Dijo la señora Wang cuando le di a probar el Frappe de chocolate. —Pero, debo felicitarte, superaste a Peter en tiempo de preparación.
Sonreí levemente al escuchar la queja del chico detrás de mí. Peter era otro de los empleados de la cafetería con los que me había cruzado. Era un chico castaño, bastante bajito, que se había pasado todo el tiempo hablando sobre una película mientras sonreía enormemente. No lo había visto antes, ya que estaba en el fondo de la tienda acomodando unas cajas, aunque no sé si creerle, porque cuando lo dijo hizo comillas al aire. Después me hizo algunas preguntas sobre mí, siempre con la misma sonrisa juguetona. Ahí me empezó a caer muy bien, me hacía recordar a esos perros que solía ver en el parque, siempre hiperactivos corriendo con la lengua afuera.
—¿Entonces, puede ser que tenga el empleo? —Pregunté, esperanzada. Si no me aceptaban aquí, no sé a donde podría ir, no en todos lados aceptan adolescentes. Además, me encariño fácil con las cosas, y esta cafetería ya se había ganado mi corazón.
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Historias De Un Personaje Secundario
Teen FictionCharlie Jackson se consideraba un personaje secundario. Siempre siendo la chica que estaba ahí para todos, se conformó con observar las historias desde afuera con el simple rol de acompañante. Porque eso hacen los personajes secundarios: Apoyan a lo...
Capitulo 5: La Cafeteria Blue Moon
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