Capítulo 72: Sentimientos

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Bueno Romeo, déjame terminar, ya empezaste a pensar en ella y te me vas a... distraer – finalizó serio y sin remedio alguno. ¡Adrien! – le gritó. – Shhh Plagga, te van a oír – se quejó el rubio. Más alumnos comenzaron a llegar, dando por terminada esa pequeña conversación. – Hola Adrien – saludó Marinette llegando. – Hola Marinette – se levantó de su lugar y la siguió hasta el fondo, donde se sentaba desde hace unas semanas, con Félix.

Te traje los macarons que te prometí – dijo ella sacando un pequeño paquete de su bolso. - ¡Gracias Marinette! – dijo con entusiasmo. – Disculpa si saben un poco fuerte de sabor, los dejé sin querer más tiempo en el horno – dijo rascando su cabeza. Adrien negó. – Están deliciosos – admitió. - ¿Estuviste ocupada al hacerlos? – ella asintió. – Ayudaba a mis padres a hornear pan – respondió. – Entonces supongo que fue "pan comido" – bromeó. Marinette lo miró un poco raro, pero le sonrió con las mejillas un poco rojas.

Adrien se disculpó. – Lo siento, no suelo hacer bromas – dijo con nervios. Marinette negó y tomó un macaron. – No te disculpes. No es frecuente escucharte ser bromista, pero es lindo – admitió con una leve sonrisa. - No estuvo tan mal – dijo guiñándole un ojo. – Sólo... busca mejores Agreste – dijo con diversión. Adrien le sonrió. - ¿No te importaría escuchar mis malos chistes más seguido? – preguntó con cierto interés. Ella negó. – No – dijo con seguridad. – Nada que venga de ti, me puede molestar – admitió mirándolo.

Adrien se sonrojó. – Gra-gracias Marinette, enserio – dijo titubeante. Se quedaron un minuto en silencio. – Marinette, quería – comenzó a decir, siendo brutalmente interrumpido. – Que pena interrumpirlos, pero estás ocupando mi lugar, primo – expresó un serio inglés haciendo ahora, un momento de tres personas. Adrien lo miró y se apartó en automático, notando claramente cómo la expresión de Félix se suavizaba al ver a Marinette. – Hola Marinette, buenos días – saludó con notoria tranquilidad, y con algo que no solía mostrar mucho, una sonrisa.

Buen día, Félix – saludó la azabache. - ¿Trajiste el proyecto de química? ¿Lista para que el nuestro sea el mejor de la clase? – preguntó. - ¿Ustedes están juntos en el proyecto? – preguntó Adrien, a lo que Félix asintió. – S-si, b-bueno, era Félix o era Lila – intentó decir Marinette. Adrien la notó nerviosa y suavizó su expresión. – Lo sé, Lila y tú, simplemente no – dijo con diversión, haciendo que Marinette le sonriera de inmediato.

La seriedad volvió nuevamente a Félix. La campana sonó finalmente. – La clase ya va a empezar, primo. Creo que deberías ir a tu lugar – sugirió Félix "amablemente". Adrien lo miró con seriedad. – Te veo más tarde Marinette – se despidió y bajó a su lugar. La incomodidad no cabía en él. ¿Así se sienten los celos? Se preguntaba a cada instante. Y tal como Plagg le dijo una vez: "Si con Ladybug no sabías qué eran los celos, con Marinette lo sabrás". Y si, lo estaba averiguando. Pero no eran dudas respecto a ella, si no a su primo. Que Adrien supiera, nunca había dado señal de tener un amor secreto por ahí. Pero había algo que debía reconocer, la relación entre su primo y Marinette había cambiado.

Ya no actuaban como perros y gatos todo el tiempo. Más de una vez lo había comprobado. ¿Será que Félix está enamorado de Marinette? Llegó a esa conclusión. Sacudió su cabeza, aun no tenía esa respuesta, pero si la respuesta era afirmativa, no le agradaba para nada. - ¿Todo está bien entre Adrien y tú? – preguntó Marinette en voz baja. Félix se limitó a hacer un quejido con la garganta mientras escribía. La azabache lo miró extraño, pero no le dio importancia y optó por poner atención al pizarrón.

Durante el descanso, Adrien se había entretenido con los chicos, perdiendo de vista a Marinette. – Alix – la llamó al ser la amiga que más cerca tenía. – Hola gatito – saludó con diversión. – Basta, no me llames así, no aquí al menos – dijo con nervios. - ¿Has visto a Marinette? – preguntó. Alix asintió. – Creo que estaba con Félix, los miré cerca de los casilleros hace un rato – respondió. Adrien le agradeció y se marchó. No iba a dejar pasar la oportunidad de hablar con Marinette y proponerle que lo acompañara a su siguiente sesión de fotos.

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