—Esta es mi casa, ¿no?— contestó el joven castaño, que estaba sentado en el sofá de la sala, con las piernas extendidas,  sobre la mesita de centro, viendo sus redes sociales en su celular.

—¡Deberías estar con Jimin!. ¡Baja los pies de la mesa!— gritó la mujer, dando un manotazo en las piernas del chico— ¡no lo has visto en todo el fin de semana!, ¡ni siquiera lo has llamado!.

—¡Ya mamá!, ¡deja de gritar!. Jimin seguramente piensa que estoy de viaje. El sabe que cuando no le llamo es por eso, así que no hay problema.

—¡Dios santo, Ken!, aún así deberías llamarlo, por lo menos. ¡Se supone que están comprometidos!. Él debe sentir que tu estás enamorado. Que lo extrañas. ¿Entiendes?.

—Todo está bajo control mamá, no te preocupes de más. Jimin y yo tenemos un trato así que nada saldra mal, querida madre— respondió el castaño, dejando su móvil en el sillón, poniéndose de pie, y pasando su brazo por los hombros de su madre, que lo miraba un poco molesta.

—¿Y qué?, ¿piensas que ese dinero que va a darte por ese trato que tienen, va a durar para siempre?.¡no Ken, no es así!— dijo la mujer alejándose de su hijo. Y tomando el móvil del chico— llámalo ahora mismo. Dile que ya llegaste de ese viaje. Y que quieres verlo. Tienes que lograr que se enamore de ti, para que ya casados te haga socio, por lo menos de una de sus empresas. ¿Entendiste?.

El chico rodó los ojos, tomando su móvil. Buscó el número del rubio. Y a pesar suyo lo llamó.

El rubio le gustaba, pero no pretendía estar casado con él para siempre. No lo amaba, y nunca lo haría. Pero siempre fue ambicioso por la influencia de su madre.

Así que realmente le convenía estar por lo menos unos meses casado con Jimin. Ya siendo socio de sus empresas le pediría el divorcio. Las cosas eran demasiado fáciles. O eso era lo que él pensaba.

 O eso era lo que él pensaba

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Jimin se puso de pie enseguida que vió a su querido amigo, y los dos se dieron un fuerte abrazo

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Jimin se puso de pie enseguida que vió a su querido amigo, y los dos se dieron un fuerte abrazo.

¡Hyunjin!. ¡Dios, que gusto me da verte cariño!— dijo con entusiasmo el rubio a su amigo.

THE PRICE OF MY PRIDE || hopeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora