—Hola, socio —se puso de pie con la paleta en mano obligándome a alzar la cabeza—. ¿Te gustaría apoyar esta buena causa?
Enarqué una levemente una ceja. No era primera vez que me hablaba de forma tan confiada, como si hubiésemos ido amigos de toda vida.
Al no soltar palabra, ella prosiguió:
—Mira, yo sé que tienes dinero y toda la cosa —se cruzó de brazos—. Sin embargo, ten en cuenta que el cash va y viene. No te estoy deseando el mal, pero si después por esas cosas de la vida no tienes dinero, vas a comprarme a mí y yo tendré que decirte «te lo dije». En cambio, si me compras ahora, puede que en el futuro, cuando seas pobre, yo te regale un Dulce Pop —alzó su meñique—. Te lo prometo, así como me llamo Coral Maravillosa Edevaine.
—¿Cómo sabes de mi situación?
—Digamos que me hablaron de tu familia, y para confirmar que era cierto lo busqué en internet —la vergüenza para ella era desconocida, es decir, estaba confesando abiertamente que me había investigado sin ningún pudor—. Por cierto, ¿no quieres ser mi jefe? —Alzó sus cejas repetidas veces.
—¿Disculpa?
Rodó sus ojos con diversión.
—Te pregunté si quieres comprar este —alzó su mano y me mostró uno de esos pequeños bizcochos que eran bañados en chocolate.
De repente, me sentí un tanto incómodo al estar frente a ella. Yo nunca hablaba porque no quería, pero frente a mi peculiar compañera no lo hacía porque no sabía qué decir.
—Ah, yo...
—¡Buenos días, alumnos! —la profesora Johanna hizo su alegre entrada como siempre—. ¿Cómo se encuentran el día de hoy? ¡El sol brilla, los pájaros cantan...!
Se paseó por el salón hasta que llegó a su escritorio, dejó sus cosas sobre la mesa y encendió su habitual vela aromática con olor a vainilla. Aquello era una tradición con la profesora Smith y algo muy distintivo de ella. Tenía un espíritu muy peculiar y eso me agradaba de ella.
La profesora Johanna acomodó su alborotado cabello y se situó en el centro del salón con una gran sonrisa.
—Hoy, cuando despertaron, ¿cuál fue su inspiración para levantarse?
—La obligación de venir a clases y evitar la chancla de mi mamá por la mañana, no hay mejor inspiración que esa —bromeó uno de nuestros compañeros desatando una ola de carcajadas entre los demás, incluida la profesora.
—Okey, eso es aceptable... —asintió con diversión—. ¿Alguien tuvo una motivación más profunda que el temor y la obligación?
—Tal vez la motivación de que si estudio seré alguien en la vida —contestó otro adoptando una actitud más seria.
—O simplemente no hay motivación, solo nos levantamos porque debemos hacer algo, o la vida sería aburrida —siguió Coral con despreocupación—. No digo que mi vida sea aburrida, de hecho, la paso muy bien. Justo hoy mi motivación para levantarme fue una especie de venganza combinada con mi espíritu emprendedor... —sonrió—. Bueno, pero ese no era el punto. A lo que quería llegar es que no siempre se tiene una razón de peso para levantarse, solo lo hacemos porque existimos y ya.
—Creo que entiendo tu punto —la profesora se mostró un tanto confusa.
Sin embargo, yo pude entender a plenitud lo que la chica de interesante personalidad comentó porque al decir aquello, me describió a mí.
Yo no tenía motivación para levantarme, solo existía por existir y no sabía cuál era mi propósito en la vida. Solo sabía que debía hacer lo que otros hacían, pero eso no me animaba en mi día a día para esforzarme a más.
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En La Mirada De Eros [03 - SpinOff] TERMINADA✔️ #Wattys2023
Teen Fiction«Hay veces que el amor más intenso se oculta detrás del silencio más profundo». ---------- Eros Sadik. ¿Qué se podría decir de él? Todo lo que define su persona es el silencio. El quinto y último hijo de la familia Sadik jamás se preocupó por demost...
Capítulo 4
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