Una vez fueron felices

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El par de ojos naranjas hacen contacto con los azules, tan abiertos que podrían salirse de sus cuencas. La expresión de sorpresa tiñe su rostro, mas la sonrisa no lo abandona al ver que todo salió aparentemente bien.

—Comandante Morgana— saborea entre sus labios lo dulce que es pronunciar aquellas palabras. Pone su atención en Nagore que muerde su labio inferior—Creo que necesitaré una armadura...

Por un momento aprecia como Ayana parece tener emociones propias, y como no da la impresión de haber sido creada. Todo en ella luce perfecto si lo comparan con los rasgos de los demás entes y cada gesto en ella es único.

Nagore mira como su hermana se acerca a la otra escultura con lo que parece timidez, posando su mano sobre la cabeza de esta; la sangre cae por su frente, dejando un camino que empieza a agrietarse para caer poco a poco.

La piel levemente sonrosada es lo primero en verse de ella, para darle paso a una larga cabellera cobriza; la más larga que haya visto jamás. Sus ojos pasan a ser de un color oscuro que la titánide no logra adivinar.

Por un momento, cuando su figura queda completamente a la vista, se puede apreciar como la respiración de Morgana se detiene. Ella se queda perpleja, observándola, sosteniendo su peso en la cosa mas cercana que encuentra; la gran columna de marmol.

La nueva creación deja sus ojos fijos en ella y ambas titánides quedan pasmadas cuando ven como sus mejillas se encienden de un rojo intenso.

No hay reverencia de su parte, solo una curiosidad perceptible a la vista.

—Ho-hola— la señora de la destrucción se queda de pie frente a la pelirroja, perdida en la sonrisa tímida que esta le da—Soy Morgana... ¿Cómo te llamas?— cada palabra sale con una lentitud agobiante de su boca.

Los ojos oscuros divagan por la habitación antes de que la sonrisa se extienda a ellos, dejándolos brillar.

—¿Yo?— titubea luego de que las primeras palabras salgan de sus labios con una tonalidad dulce. Nagore achica sus ojos al ver la similitud de su sonrisa con la suya propia—Me puedes llamar Odette, si gustas...

—Odette— su creadora asiente con entusiasmo, antes de iniciar una amena conversación con ella.

Nagore observa con una ceja enarcada la situación, presenciando el extraño momento entre su hermana y la chica. Piensa que rumbo tomarán las cosas, ahora que el invento de su hermana parece funcionar.

¿Cómo reaccionará Cronos al saber la osadía que ambas tuvieron en algo que parece una jugada en su contra?

Claro, Nagore no tiene participación en la creación de ellas, pero el peso de la culpa también cae sobre sus hombros al haber permitido que su hermana hiciera tal cosa. Pero no le teme, y nunca fue Cronos a quien temió realmente, mucho menos a Zeus...

No parece ser tan mala idea crear un ejército de mujeres guerreras, puede ser incluso beneficioso. Claro, Morgana no desea la grandeza ni tener a personas bajo sus pies alabándola. No, ella solo quiere hacer de este caótico lugar más llevadero... Seguro, sería la palabra correcta.

Las hermanas parecen ser un engranaje que se mueve en perfecta sincronía. Estando siempre una para la otra y dándose las fuerzas que necesitan entre ambas.

"Siempre juntas, aunque estemos danzando en el festival del olvido" fue lo que prometieron varios siglos después de eso; cuando aún quedaba un poco de felicidad, cuando aún eran de alma pura.

Una vez fueron felices, pero parece tan lejano que solo queda el sabor amargo en sus bocas de un nostálgico recuerdo. De aquello que pueden ser, mas se ve tan lejano que parece imposible.

—Las llamaré Erea's— murmura la pelinegra.

—¿Por qué?— le pregunta con curiosidad su hermana.

La mayor de ambas se encoge de hombros, detallando el cabello trenzado de Odette.

—No tengo idea, pero me suena a algo extraño como lo que estoy haciendo— aparta algunas hebras negras que se pegan a su rostro.

Nagore ríe bajito por el comentario.

—Nunca tienes ni puta idea de nada, pero ahí vas como siempre.

—Digamos que me gusta aventarme por precipicios...

—Eso no lo dudo, descarada.

Y justo ahí el momento parece perfecto, tan perfecto que no ven venir la avalancha que va por ellas. Aquella que espera arrastrarlas una vez tras otra, sin misericordia, ni clemencia...

Una vez fueron felices y dudan que vuelvan a serlo.

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Aquí les dejo el primero de muchos extractos sobre la vida pasada de Morgana y Nagore. Ya es hora de tapar esos pequeños baches en sus historias y explicar muchas cosas.

Tardé mil siglos en publicar... Lo sé. Estoy trabajando en dejar de hacerlo.

Espero esto les haya gustado y ¡UFF! Que Morgana ya sabía a donde iba desde el principio👀

Espero esto les haya gustado y ¡UFF! Que Morgana ya sabía a donde iba desde el principio👀

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Las Hijas Del Alba (DDA#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora