Me estaba picando la curiosidad.

—Sabes que no tengo problema, están más que bienvenidos a quedarse en mi casa. Pero me gustaría saber el porqué. ¿Sucedió algo? ¿Se pelearon?

—¿Ansel vendrá a Goldenwood? —preguntó Gemma con estrellas brillándole en los ojos. Me hizo sonreír, pero no le respondí.

—No nos peleamos. En realidad, todo lo contrario. Rachel... La situación con su familia es complicada. Desde el nacimiento de Ansel que nos los veía y decidió que era tiempo de visitarlos el año pasado. Desde entonces que la noto cada vez más y más deprimida. Está delgada y apagada... Parece estar consumiéndose desde adentro. No tiene otro lugar a dónde ir y no puedo simplemente enviarla donde no hay nadie. Sé que no es tu amiga ni nada por el estilo, pero fuiste la única persona que se me vino a la mente.

Considerando que aún me sentía culpable con cómo habían terminado las cosas entre nosotros, siempre sentí que le debía algo. Y era verdad que el dinero y el espacio nos sobraban.

—Está bien —accedí—. Asegúrate de que lleguen a París, yo me ocuparé del resto. Avísame para cuándo tienen pasaje.

—¿París? —cuestionó.

—No pensaste que habría un vuelo directo a Goldenwood, ¿verdad? No cualquiera puede entrar, incluso el turismo es regulado. No creo que haya problema porque son amigos míos, pero igual debo obtener aprobación del rey para que Ansel y Rachel puedan entrar. París es lo más cercano.

Sean tardó un momento en responder. Gemma volvió su atención a Demian, quien la llamaba en su propio idioma para que lo ayudara a ponerse de pie otra vez; pero solo sabía que esa niña tenía una oreja puesta en mi conversación.

—Solo... no quiero que se pierdan, ninguno ha salido nunca del país.

Hice una mueca al sentir que Sophia tiraba de otro nudo en mi cabello.

—Bueno... solo tienen que tener su pasaporte al día y no te preocupes, no se van a perder porque yo voy a estar esperándolos. Y si por alguna razón yo no puedo ir, enviaré a alguien de extrema confianza. No te preocupes, déjamelo todo a mí. Hablaré con el rey para que puedan quedarse cuanto tiempo necesiten.

Sean suspiró aliviado y arreglamos mantenernos en contacto para arreglar los detalles. Apenas terminé la llamada con él, llamé a Alaric, quien estaba bastante sorprendido de que yo lo estuviera llamando. Lo entendí, debía ser la segunda vez desde que nos conocíamos que lo llamaba por teléfono. Ni siquiera pareció importarle que le pidiera un favor personal, es más, parecía complacido de poder usar sus poderes como rey para ayudarme.

Supongo... que no le había dado demasiado atención como cuñada, quizás debía hacerme más amiga de él de ahora en más.

Luego de que le avisara que el rey de Goldenwood nos había dado permiso y me enviaría los documentos firmados el día siguiente, Sean consiguió pasajes para una semana después. Arreglé con Horace y Nenna para que me ayudaran a organizar una habitación para Ansel y Rachel, y reservé el avión privado de mi familia para poder buscarlos.

—Mamá —llamó Gemma cuando colgué el teléfono, asegurándome de que todo estuviera listo para su llegada—, ¿de verdad Ansel vendrá a Goldenwood?

Cierto... Todavía no se lo había confirmado. Sonreí con complicidad.

—Sí, él y su madre. Espero que me ayudes a que se sientan cómodos y en casa. Te portarás bien, ¿verdad?

Gemma asintió con entusiasmo. Se veía extasiada.

—¡Sí, sí! —aplaudió—. Será muy divertido. ¿Crees que lograré hacerme su amiga esta vez?

Entre tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora