Me toma el rostro entre las manos, su piel debería de estar helada por la lluvia pero están calientes, tibias y se sienten de maravilla. Hecho la cabeza hacia atrás y cierro los ojos siguiéndole el beso, abro mi boca dándole asceso a su lengua y las piernas me flaquean cuando acerca su cuerpo mucho más al mio.

No es como los otros besos, aquellos tiernos en los que parece tener miedo de romperme si lo hace con demasiada fuerza. Me besa como si su vida dependiera de ello, con fuerza, con pasión y mi corazón se acelera en mi pecho. Besarlo se siente como tocar el cielo, se siente como perder la noción del tiempo y del espacio, es ver el cielo, las estrellas... es verlo a él y únicamente a él.

Mi espalda se encuentra con la puerta detrás de mi y Damon se pega más a mi cuerpo como si estuviéramos muy lejos y necesitará estar lo más cerca posible. Le rodeo el cuello con los brazos y suspira contra mi boca, aparta una mano de mi rostro y me toma de la cintura. Siento que las mejillas me arden, ya no siento frío, incluso he olvidado que estoy completamente mojada.

Pega su frente a la mía y aparta su boca, quiero quejarme de ello pero me quedo callada, tomo una larga respiración dándome cuenta de que me a estado faltando el aire y no lo he notado.

— Pense lo peor... Pense que tu...

No termina de hablar pero no me lleva mucho entender a que se refiere. Tomo su rostro entre mis manos y lo obligó a mirarme, sus ojos brillan pero no es de alegría, es de tristeza y se me encoje el corazón en el pecho. Tiene la misma mirada de Scar, son idénticos.

— Estoy bien, Damon, no me a pasado nada – le aseguro.

Menea la cabeza y se aparta de mi tacto, su mano sube hasta el parche en mi ojo y esta vez es mi turno de apartarme, me alejo de su mano como si fuera a hacerme daño y frunce el ceño.

— ¿Que te a pasado en el ojo? – murmura.

— Nada...

— ¿Nada? Tienes un parche, tienes moretones por todas partes – tira de mi brazo para mostrarmelos – ¿Donde haz estado?

No le respondo y no lo hago por miedo o porque quiera proteger a Los Siete si no porque no se como decírselo ¿como le explico que estuve los últimos días con ellos? La conversación con Él se reproduce en mi cabeza, incluso la sonrisa de Lucien aparece y se me revuelven las tripas.

Bufa y se lleva una mano al pelo, he notado que cuando lo hace es porque esta frustrado. Abro la boca para decir algo y me arrepiento, no se que es lo que voy a decirle ni como lo haré. Vuelve a mirarme una vez más, me recorre con la mirada de arriba abajo y luego abre los ojos con sorpresa, como si cada pieza acabará de encajar en su mente.

— Estuviste con ellos... – susurra.

— Damon.

— Claro, por eso no te encontraba, registre todo el pueblo y no te encontré... Es porque estabas con ellos... ¿verdad?

Me quedo callada y eso parece significar mucho para él, asiente con la cabeza y me da la espalda para sentarse en la cama. Aprieto los puños a mis costados. ¿Por qué no le digo nada? ¿Qué es lo que espero que pase?

— ¿Que te hicieron?

Alzo la mirada hacia él, esperaba que me dijera algo más, que me gritara o algo parecido.

— Nada... Me mantuvieron en una habitación todo el tiempo esperando a que me recuperará – le digo.

— ¿Eso fue todo? ¿No los vistes?

Asiento con la cabeza y eso parece confundirlo mucho más.

— Si, si los vi... Solo a dos de ellos.

RESILIENCIA #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora