Capítulo 50

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Playlist de DAMA DE UN VAMPIRO número 55 (Lost Love - Pinar Toprak) 

Barcos

Nozomi

El amanecer nos deslumbra a todos, Francisco está en la orilla de la playa, me dijo que necesitaba estar solo por unos momentos, solo admiro que la luz aparece.

Fredom está sentado a la par de Cladis, ella come una mojarra alrededor de la fogata.

Akemi está a mi lado, muy pensativa, supongo que el saber que todos compartíamos sentimientos la puso así.

En su lugar hubiese actuado igual, inclusive hubiese odiado, pero hay que reconocer que ambos vampiros son distintos, ninguno se les parece a los de Ensville.

Eso me recuerda que se muy poco de Francisco, casi no hemos hablado tanto como lo he querido, más que todo han sido besos y atenciones entre nuestro tacto, nada más, cada vez que estoy con él las dudas desaparecen, solo quiero disfrutar del momento, pero cuando lo veo en la distancia me pregunto tantas cosas de donde viene, de quien es y que hacía antes de venir aquí, Cladis se suponía que sabe todo de ellos, pero tampoco sabe el pasado de los dos.

—¿No te asusta? — miro a Akemi, abraza sus piernas y con los vestidos que tenemos la arena suave nos acaricia cierta piel.

—¿Qué cosa? — pregunto viéndole mientras juego con mis manos la arena blanca.

—En que en esos barcos vengan más como ellos— con la punta de su nariz señala a Francisco.

La pregunta ronda por mi cabeza ¿tengo miedo? no, ¿por qué? porque estoy con él.

—Nada va a pasarnos— miro al suelo —lo que temo es que esta guerra sea imposible para ellos...— admito que el miedo de perderlo es algo que no quiero.

—Robny es muy fuerte, saca gente mala de donde no debería, es bueno convenciendo a la gente— me observa muy fría —sea por las buenas o por las malas— sus ojos color chocolate me profundiza el alma —nos doblegó por las malas, dándonos opciones, ser Sangre blanca o ser esclavos, los primeros en negarse estamos aquí y el resto es Sangre blanca—

Su furia incrementa —Cuando te vi por primera vez, vi que estabas muy maltratada, se notaba que esas heridas habían sido de pocos días, y verte tan triste, confusa por todo, hizo que me acercara a ti, quizás no soy como ellos— ambas miramos a los vampiros —pero di mi empatía, porque apenas esa mañana me hirieron, me esclavizaron, sentí tanto, más que todo dolor, y al verte supe que lo que había pasado no se comparaba contigo— mira hacia el cielo, ya está más claro —todas son casos perdidos, pero no tan perdido como tu—.

Recuerdo todo lo que pasé, eso jamás se me olvidará, el guardia de la división abusó de mi humanidad, arrebatándome la paz.

—Fue lo peor— susurro con un nudo en la boca —sino hubiese sido por...—

—Cállate, ¿te oyes? si no hubiera sido por Francisco— me ve con odio —no tienes que deberle nada, ellos son los culpables de todo lo que pasamos— se levanta.

Me levanto para tomarla del hombro —Tranquilízate Akemi— mis ojos destilan unas lágrimas, veo borroso, ella se detiene en seco mirando que ya empecé a llorar —no sabes cuánto— quiero decirle —cuanto odié y no dejo de odiar, pero aunque no lo quieras aceptar, él fue mi salvación, cuando ningún humano pudo contra los vampiros, un vampiro vino y me rescató, así que no puedes poner a todos como sus iguales, te entiendo, pero estos dos vampiros han hecho la diferencia y te lo voy a demostrar— mis lagrimas no son de tristeza, ya no más, son de alegría, porque por más que quise odiar, me fue difícil, fue más fácil quererle.

Me limpio las lágrimas y Akemi niega, sin embargo las dos miramos a los dos vampiros saltar y chocar palmas mientras que Cladis se nos une, temerosa.

Desde lo lejos vienen barcos enormes junto al sol del día, todo es tan distinto, lo que siento dentro de mi es miedo y emoción a lo desconocido.

—Son los barcos de nuestros príncipes— Cladis me abraza —somos libres— me estruja mucho, entonces la abrazo también.

—¿Libres por completo? — pregunta Akemi, se le ve muy angustiada.

No es fácil confiar.

Francisco

Lo veo y no lo creo...llevo tres años que no los veo.

Los barcos desde este panorama, el mar, el sol viniendo junto a ellos es tan de película y saber que son mi tropa me hace sentir confiado y con poder.

Fredom me golpea el rostro de la emoción, así que le propino un golpe en la misma dirección, pero el infeliz lo esquiva.

—¡Quédate quieto! — le rujo y se me burla en la cara.

—Nel— me propina otro golpe, pero esta vez en el estómago.

Hacía tanto que no teníamos una emoción y reacción de esta manera tan extraña para los demás, volteo a las tres chicas, Nozomi y Cladis están abrazadas, me provoca mucha paz su amistad, pero Akemi solo se ve asustada.

Fredom me golpea y me tumba a las arenas, no da otro golpe y se deja caer a mi lado.

—Ojalá papá y mamá estuvieran aquí— me dice.

Asiento con él.

—Estarían orgullosos, nuestra madre siempre quiso esto de nosotros— nuestra mamá tenía espíritu de guerrera, no sé de dónde lo sacó, porque no tenía parientes, pero así era mamá, una mujer de guerra.

Me levanto para ir tras Nozomi, le sonrió.

—¡Vinieron! —

Akemi

Mientras Nozomi y la otra chica se abrazan, veo a los dos hermanos pelear y también miro hacia los barcos, estos me preocupan demasiado.

El vampiro llamado Francisco se levanta y se encamina a nosotras, le dice a Nozomi que ya llegó su clan, extiende sus brazos y Nozomi no duda en ir tras él, ambos muy emocionados por lo que la carga y la gira para que al final le dé un tierno beso en los labios.

No dudo en voltear a ver a la otra parejita, Cladis está montada en la espalda de su amo, este corre en la orilla del mal, lo que hace que ella de pequeños gritos de emoción.

Camino por la arena, alejándome de la pareja.

Nunca tuve uno, antes de la esclavitud nadie me hacía caso y si un humano no lo hizo antes, mucho menos un vampiro.

No tengo palabras para esto, parece sacado de un cuento en el que yo no fui incluida...

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Dama de un vampiro ✓Where stories live. Discover now